Iván Márquez deja claro que escalada de acciones terroristas y secuestros de miembros de la fuerza pública son acciones que continuarán mientras el gobierno no cede a lo que denominan "cese bilateral de hostilidades".
Como lo hemos escrito acá desde hace varias semanas, las FARC intensificarían sus acciones para conseguir que se detengan las operaciones militares y los operativos de policía en su contra.
Según el comunicado: "Cada
día se ve más necesario buscar un cese bilateral de fuegos y de
hostilidades, o en su defecto convenir un tratado de regularización de
la guerra, como lo hemos sugerido con reiteración".
Santos decidió adelantar un proceso de paz aceptando que el grupo mantuviera la violencia y el secuestro. No condicionó, como debía, cualquier contacto con ese grupo previa decisión del mismo de abandonar el terrorismo y la violencia. Lo que ocurre es el resultado lógico de esa equivocada decisión.
Márquez también indica que los soldados y policías no son secuestrados sino prisioneros de guerra.
Un "Acuerdo Especial" pretende FARC que se eleve a rango constitucional para que el gobierno no se levante de la mesa.
Es claro que han escrito un guión que están cumpliendo, mientras el gobierno parece desorientado y comenzando a sentir la presión de la opinión pública y de los afanes de su propia reelección.
El florero de Llorente en realidad son las acciones que que desgastan el proceso, merman la capacidad de maniobra del gobierno, aumentan el escepticismo, la desconfianza y el repudio a ese grupo. Son los secuestros, las bombas, el asesinato, la masacre y el terrorismo de las FARC.
La declaración es la siguiente:
Con
declaraciones altisonantes de la delegación del gobierno ayer en
Bogotá, reiniciamos hoy las conversaciones de paz en la Habana.
No vamos a discutir
con la delegación gubernamental en la mesa, asuntos de la
confrontación, tal como ha sido convenido. Por eso guardamos silencio
frente a los bombardeos y al uso desmesurado de la fuerza por parte de
la aviación contra nuestros campamentos en tregua unilateral.
Humberto
de la Calle ha reiterado que la orden presidencial a la Fuerza Pública
es seguir persiguiendo a las FARC en todo el territorio nacional.
Entonces resulta insensato que mientras se hacen declaraciones de
escalar la guerra se eleven quejas por las consecuencias que esta
desata.
Cada
día se ve más necesario buscar un cese bilateral de fuegos y de
hostilidades, o en su defecto convenir un tratado de regularización de
la guerra, como lo hemos sugerido con reiteración. Al respecto,
invitamos de manera serena al Ministro de Defensa y al general Navas, a
analizar juntos esta posibilidad humanitaria que abriría campo para que
el proceso avance sin sobresaltos.
Las FARC-EP no han venido a perder el tiempo en la Habana ni a hacérselo perder
a nadie, sino a buscar la paz con justicia social para Colombia. Hemos
presentado Diez propuestas para una política de desarrollo rural y
agrario integral, y estamos a la espera de una propuesta del gobierno
que responda al clamor de cambio del país nacional.
Ciertamente
el tema de las víctimas es fundamental en este proceso. Pero las
víctimas, son víctimas del conflicto. El Estado debe poner la cara por
las políticas de terror que durante décadas han victimizado a los
colombianos. Por acción o por omisión, es el Estado el punto último de
imputación.
Independientemente
del que el Gavirismo quiera o no Constituyente, definitivamente no hay
otro camino para alcanzar un verdadero pacto de paz.
No
conviene al país que el gobierno empiece a buscar, como se evidenció
ayer en Bogotá, un “florero de Llorente” para romper la mesa, cuando lo
que se requiere es inventiva, pasión, y que con hechos concretos, sin
demagogias, el gobierno de pasos definitivos, sacando a la gente de la
miseria, para acabar la guerra que desangra a la patria.
DELEGACIÓN FARC
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