lunes, diciembre 10, 2007

EL GOLPE A CHÁVEZ

http://www.semana.com/ - 4 de diciembre de 2007

Foto EFE - Iván Gonzalez

RAFAEL GUARÍN

Lejos de una victoria pírrica, los resultados del referendo representan una calamidad para el proyecto bolivariano. Aunque para Hugo Chávez “por ahora” la nueva “ecuación de poder” quedó aplazada, lo evidente, como me lo dijo Julio Borges –presidente de Primero Justicia–, es que “la agenda política que está presente en ese proyecto de reforma no recoge la esperanza o el sueño ideal que quieren los venezolanos, incluso los chavistas”.

No es cualquier tropiezo sino el golpe más contundente propinado a la revolución desde 1998, aún por encima de los acontecimientos del 11 de abril de 2002. Los escasos dos puntos de diferencia del NO sobre el SÍ disimulan la monumental derrota pero no ocultan que una revolución a través de las urnas no se puede hacer sin el pueblo. Sólo 4.379.392 de ciudadanos, cerca de una cuarta parte del padrón electoral, aprobaron el camino al socialismo del siglo XXI. Al resto no les gusta o no les importa, en todo caso, no están con la revolución.

El presidente del Colegio de Internacionalistas de Venezuela, Juan Francisco Contreras, señaló que es consecuencia de la creencia de Chávez en “que podía implantar un sistema socialista a la cubana, sin contar con la aprobación de la gente, al plantear el referendo como un plebiscito a su gestión”. La conclusión es clara: tal aspiración choca con las ideas y valores predominantes en la sociedad venezolana, en otras palabras, carece de legitimidad en un país que reclama igualdad con respeto a la libertad.

Sin duda, también contribuyó el nuevo rostro de la oposición. El liderazgo estudiantil facilitó que el mensaje por fin llegara a los venezolanos. Su protagonismo neutralizó el desprestigio de los partidos históricos sobre el cual cabalgó Chávez en todas las elecciones. Mientras sus tradicionales detractores representaban el viejo régimen los jóvenes le imprimieron credibilidad y transparencia al NO. A punta de ensayo y error se aprendió que sí se puede ganar cuando se hace oposición inteligente.

De todo lo más importante son los nuevos vientos. Al referirse a la coyuntura de 1998, Ludolfo Paramio afirmó que “Venezuela ejemplifica la renuencia social a aceptar el ajuste y las reformas estructurales” neoliberales, lo cual generó fuerte polarización, afanes de desquite social y repudio al bipartidismo, sentimientos canalizados exitosamente por el outsider Chávez pero que han perdido su capacidad de movilización política.

Una posible explicación de ese cambio es que la invocación a la lucha de clases, motor de la revolución, pasa a un plano secundario cuando se trata de defender el régimen democrático, sin que esto signifique que los factores socioeconómicos de lucha política no sigan siendo un elemento central de la contienda electoral. Si bien el discurso social de Chávez tiene amplia aceptación, no es igual cuando se coloca en cuestión las señas de la democracia liberal con la reelección indefinida, la creación de un partido socialista único, la ideologización del sistema educativo, la restricción de los derechos humanos y la libertad de prensa.

Ese comportamiento coincide con la actitud de los ciudadanos hacia la democracia. Según Latinobarómetro, en Venezuela su preferencia respecto a cualquier otra forma de gobierno en 1998 era de 60 por ciento y en 2006 de 70 por ciento, a pesar de descender con relación a años anteriores. En 2006 la confianza en los beneficios de la democracia para el desarrollo de ese país ascendió 10 puntos desde el 69 por ciento de 2003. Además, la idea que la democracia genera condiciones para que las personas prosperen con su propio esfuerzo encuentra con 76 por ciento en Venezuela el segundo país con mayor arraigo en la región.

A Chávez le quedan dos caminos. Una Asamblea Constituyente, propuesta por sectores de la oposición que piensan que pueden recortar el periodo presidencial o hasta sacarlo. Ingenuidad absoluta. Aunque se derrumbo el mito de la invencibilidad de Chávez, no es lo mismo una elección de un cuerpo colegiado a un referendo. En cambio, si es la oportunidad institucional para incorporar las propuestas negadas en las urnas y revalidar las mayorías chavistas. En algo tiene razón Chávez, sus detractores tienen que saber administrar la victoria.

El otro es el despeñadero de la dictadura, finalmente, los comunistas enseñan que la revolución sólo es posible empleando la violencia para derrocar todo el orden social existente y no hay que olvidar que el teniente coronel debutó en la arena política con el ropaje de golpista.

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