domingo, febrero 08, 2009

AHMADINEJAD Y AMÉRICA LATINA



Publicado el domingo 08 de febrero del 2009
RAFAEL GUARIN

Madrid -- Mientras la Unión Europea hace unas semanas advirtió a Irán que es ''una amenaza inaceptable'' que adquiera capacidad nuclear militar, en América Latina su presidente es recibido con los brazos abiertos y respaldo a su programa atómico. Mahmud Ahmadinejad ha visitado la zona y con la ayuda de Hugo Chávez convirtió Teherán en un lugar de peregrinación para mandatarios de izquierda. La nueva alianza no es episódica, sino un plan de larga duración con condiciones propicias para ser ejecutado, a pesar de los efectos adversos de la caída de los precios del petróleo.

No obstante que los encuentros del presidente iraní y sus homólogos latinoamericanos concluyen con acuerdos en diversas aéreas, la razón de esos acercamientos es estrictamente política y militar. Chávez lo ilustró al decir en julio de 2006 que ''la revolución bolivariana es hermana de la revolución islámica''. No hay duda de que trabajan en la creación de una coalición sobre supuestos que comparten: la retórica antiimperialista y el sentimiento antinorteamericano. Ahmadinejad y Chávez se las arreglaron para imponer esas coincidencias sobre los antagonismos de la izquierda y del conservadurismo islámico. ¿Qué coherencia tiene un proyecto político de impíos imbuidos de marxismo y un estado que pretende sustentarse en el Corán? En todo caso, lo que en principio se observó como una extravagancia ''bolivariana'' es hoy punto central en la agenda.

Ambos presidentes emplean sus recursos de poder nacional para expandir su influencia y discurso ''revolucionario''. En enero de 2007 acordaron en Caracas crear un fondo de 2,000 millones de dólares para financiar iniciativas que cobijarían otros países latinoamericanos y africanos. Esta sumatoria de voluntades se profundizará y será de largo aliento con la eventual reelección que a cualquier costo busca Chávez.

Ecuador, Bolivia, Cuba y Nicaragua asumen con igual sentido estratégico que Venezuela el mismo compromiso, finalmente, hacen parte del ''bloque regional de poder'' que lidera Chávez. Rafael Correa regresó a Quito en diciembre pasado después de cinco días en Irán y de dialogar sobre compra de equipos de comunicación, aviones no tripulados, radares y misiles, no sin antes respaldar el programa nuclear que tanta inquietud genera en la Casa Blanca y en Bruselas. Según Correa ''la estrecha colaboración y cooperación entre Irán y Ecuador es irreversible''. En este caso, la nueva Constitución abre el camino para que Correa extienda su mandato y consolidé el lazo con Irán.

Igual periplo cumplió Evo Morales en septiembre. Un año antes Ahmadinejad estuvo en Bolivia y se comprometió con un ''plan de cooperación industrial'' por valor de 1,000 millones de dólares, esta vez el presidente boliviano resaltó que se trata de ''dos países revolucionarios y amigos''. Y fue más allá: ''los esfuerzos de Irán por proveer soporte económico y político ayudarían a la clase trabajadora de América Latina''. La reciente aprobación de la Constitución impulsada por Evo y el comienzo de la transformación de Bolivia en dirección al ''socialismo del siglo XXI'' augura que la relación con Irán se fortalecerá.

Daniel Ortega ha repetido a su manera el discurso de Chávez: las ''revoluciones de Irán y Nicaragua son casi gemelas'' y Cuba le ha ratificado a Irán su oposición a lo que califica como ''presiones y chantajes'' contra el pueblo iraní. Pero Ahmadinejad no se detiene. El 1 de noviembre recibió al canciller brasileño Celso Amorin como primer paso para estrechar vínculos con el gobierno de Lula Da Silva.

Es un error creer que para Irán sólo se trata de romper el aislamiento o para Chávez y sus amigos de mostrar los dientes a Washington. No. Todo esto demuestra la voluntad de construir un bloque antinorteamericano capaz de enfrentar también a Europa. Para el proyecto chavista la UE es también imperialista y para el fundamentalismo islamista no es muy diferente del Satán que ven en EEUU.

La Casa Blanca y los gobiernos democráticos de la región deben darse cuenta de esa realidad geopolítica. Obama quiere un renovado entendimiento con el mundo islámico, pero eso no es suficiente. Es indispensable que supere la indiferencia de su antecesor respecto a los vecinos del sur, que sea capaz de reconocer sus aliados y potenciar las relaciones con los gobiernos que coinciden en la defensa de la democracia liberal. La Unión Europea debe también tener una actitud activa frente a lo que amenaza sus intereses económicos en el hemisferio. La equivocación histórica sería dejar que Chávez goce de una década más de pasividad y que Ahmadinejad, con su apoyo a organizaciones terroristas de Medio Oriente y sus ambiciones nucleares, se convierta en un factor de decisión política en América Latina.

www.rafaelguarin.blogspot.com

1 comentario:

  1. Señor Guarin,

    Lo felicito por la excelente columna. La relación entre los gobiernos mencionados no deja de ser preocupante. Puede paracer extraño que un país islámico/conservador pueda tener una alianza tan estrecha con un caudillo de extrema izquierda. En realidad los dos comparten algo más nocivo aparte de ese antiamericanismo que Ud. menciona. Comparten la esperanza de un futuro hipotético, de una utopía, de una dictadura total, de un paraíso terrenal. Todos los sistemas revolucionarios comparten esa vocación y ajustan sus alianzas políticas a ese fin. Dicho de otra manera, todo vale. Puede parecer contradictorio pero es completamente consistente. La alianza entre Stalin y HItler y su eventual desencanto el uno con el otro son un ejemplo entre muchos. No hay izquierda ni derecha. Solo el ser humano naturalmente "conservador" que soluciona sus problemas desde adentro con sus propios recursos y gradualmente,y los Revolucionarios que buscan un futuro perfecto sin importar como lo consigan ni con quien se junten. Para muchos estas alianzas que promueve Chávez no son algo evidentemente malo. Es obvio que para personas que aman la libertad como Ud., deben ser vistas como una gran amenaza.

    Gracias por su tiempo y por su blog.
    Diego Saldarriaga

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