domingo, diciembre 17, 2006

COLOMBIA DIBUJA UN NUEVO MAPA POLÍTICO

Published on June 4, 2006, Page PAGE: 29A, Nuevo Herald, El (Miami, FL)
Foto tomada de www.semana.com

RAFAEL GUARIN
Especial para El Nuevo Herald

Los resultados electorales del 28 de mayo ratificaron las encuestas. El presidente Alvaro Uribe, al frente del Partido Social de Unidad Nacional, obtuvo una victoria indiscutible y eliminó las dudas que la oposición quiso generar sobre la transparencia de las elecciones.
Ganó también, y ampliamente, el Polo Democrático. Nunca antes la izquierda obtuvo una votación tan alta, ni había desplazado al Partido Liberal en las urnas. Sin duda, en estas elecciones se consolidó la transformación del mapa político que se inició después de promulgada la Constitución de 1991. He aquí algunas claves para interpretar lo ocurrido.
• La posibilidad de la reelección presidencial hace de la actividad gubernamental una campaña permanente. Lo mismo ocurre con la oposición. Este hecho convierte a las elecciones en una especie de sistema de rendición de cuentas. Los ciudadanos cotejan la gestión de gobierno con las propuestas de la oposición y sacan conclusiones. Las encuestas demostraban la satisfacción de la mayoría con la labor del presidente y su negativa a cambiar de gobierno. Por esta razón, Uribe casi no tuvo necesidad de hacer proselitismo.
• A pesar de la Ley de Garantías son evidentes los factores de desequilibrio en la competencia política. Es imposible diferenciar el presidente del presidente-candidato, lo cual le otorga mayor acceso a los medios de comunicación. Sin embargo, la inclusión de financiación pública y previa para las campañas presidenciales fue un acierto. Sin ella la oposición no hubiera podido participar en las elecciones.
• Los electores de hoy son más independientes, mejor informados y tienen más altos niveles de educación. El peso del voto urbano es abrumador. Una de las consecuencias de la mediatización de la sociedad es la personalización de la política y la pérdida de identidad partidaria. Importan para los ciudadanos más los candidatos que los partidos. Las organizaciones políticas y los aspectos ideológicos pasaron a un plano secundario.
• El clientelismo es cada vez menos importante en este tipo de elecciones. En zonas tradicionalmente liberales, como la Costa Atlántica, el Polo superó al liberalismo, con excepción de Córdoba y Sucre. Las colectividades tradicionales no lograron adecuarse al nuevo escenario de la democracia. Lo que les queda está anclado a los sectores rurales. Los electores de las grandes ciudades responden al mensaje político de los candidatos y no a las maquinarias que en el pasado hicieron grandes al liberalismo y al conservadurismo.
• Los resultados son la prueba reina del fin del bipartidismo. Durante más de 150 años la política y la emulación democrática o violenta fue entre liberales y conservadores. El Partido de Caro subsiste pegado al presidente y el de Benjamín Herrera no llega a ser ni la sombra de lo que fue. El país ya no es liberal ni conservador. Es independiente.
• La política se realizará alrededor de dos coaliciones: una de centro-derecha y otra de centro-izquierda. La primera opción de gobierno que tiene la oposición es el Polo y no el liberalismo. El viejo partido no tiene las credenciales suficientes para que los ciudadanos le crean su discurso de izquierda que a veces parece más radical que el del Polo. El Partido Liberal terminó compitiendo por los electores ideologizados de la tradicional izquierda democrática y descuidó el grueso de los electores.
• Los votos no se endosan. Una gran parte de quienes en el pasado votaban por el Liberalismo se dispersaron entre Alvaro Uribe y Carlos Gaviria. A pesar del compromiso de Rodrigo Rivera, Rafael Pardo y Andrés González, su votación no se reflejó en la de Serpa. El candidato liberal no representó nunca nada de lo que motivó a los electores a votar por sus competidores en la Consulta Liberal.
• La oposición jugó mal. Rechazó el respaldo ciudadano a la Seguridad Democrática. Con sus ataques terminó colocando el debate político en ese campo y jugando de visitante. Uribe, sin mayor esfuerzo, logró que los colombianos escogieran entre su política de seguridad y la de quienes manifestaban rechazarla, sin proponer nada convincente en la materia.
Como señala Dick Morris: ``Cuando un oponente tiene una clara zona de superioridad, lo mejor es pasarla por alto''.
• Hay más antiuribismo que Polo. Con la ayuda de Uribe, el Polo encarnó mucho mejor el antiuribismo que Horacio Serpa. Carlos Gaviria acabó con la candidatura liberal cuando recordó la embajada ante la OEA. La victoria del Polo frente al liberalismo no se circunscribe al 28 de mayo y, como dijo Antonio Navarro, es ''el primer paso hacia la Casa de Nariño''. El propio Uribe lo reconoció al graduarlo como su contradictor.
• El Partido Liberal nunca volverá a ser el mismo. Está en una encrucijada. Dejó de ser la columna vertebral del sistema político. Su histórica división interna entre centro-derecha y centro-izquierda lo conduce a una insalvable división. Para mantener su consistencia el ala de izquierda está abocada a sumarse a la coalición liderada por el Polo. Igual ocurre con el otro sector, pero respecto a la coalición gobernante.
Institucionalmente, el Partido Liberal tomará uno u otro camino dependiendo de quien gane el pulso interno. Por lo pronto, Uribe se apresuró a abrir la puerta para que el Liberalismo oficialista baje la guardia.
Nota: por equivocación en la edición se menciona al Partido de la U, realmente Uribe fue elegido por una coalición amplia.

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