viernes, enero 02, 2009

"LAS COSAS NO SON COMO PARECEN"

El Nuevo Herald - Miami / Publicado el 2 de enero de 2009

RAFAEL GUARIN


Madrid -- El ''intercambio epistolar'', en el cual han involucrado a más de un ingenuo de buena voluntad, no es más que una nueva operación psicológica y política concebida de acuerdo a los intereses y estrategia de las FARC. La liberación de la ignominia del secuestro de cuatro miembros de la fuerza pública y de dos políticos por parte de la guerrilla debe celebrarse, no así la forma en que ésta se producirá.

Al igual que hace un año, el anuncio de liberaciones no es un acto humanitario, ni un éxito de quienes posan de intermediarios. Las cosas no son como parecen y mucho menos cuando se trata con maestros de la simulación y la mentira. Detrás hay una perversa maniobra orientada a crear un clima favorable a las pretensiones de las FARC y que hace parte de la calculada respuesta política a los duros golpes recibidos.

Lo confirman las propias FARC en comunicación de octubre pasado al autodenominado grupo de ''intelectuales'', que Cano bautiza ahora con la consigna de ''Colombianos por la Paz''. En el texto aparece el verdadero objetivo de las viejas y nuevas liberaciones: ''crear condiciones y ambientes propicios'', ¿para qué? No sólo para el ''canje de prisioneros en poder de las partes contendientes'' (en su lenguaje), sino para avanzar en el objetivo que expresan en la carta de la semana pasada: ``Ver florecer un nuevo gobierno que convoque al diálogo de paz''.

A partir del secuestro, el espanto que genera la deplorable situación de las víctimas, el empleo de la propaganda y la ayuda de políticos nacionales y extranjeros, las FARC pretenden modificar la conducta de una sociedad que masivamente las condena. Es la aplicación de las enseñanzas de los terroristas anarquistas del siglo XIX. Joseph Conrad lo describe en boca de Osiipon: ''Lo único que importa es el estado emocional de las masas. Sin emoción no hay acción'' y esa acción, en este momento, es conseguir que los ciudadanos cambien el respaldo a una política de firmeza estatal por un gobierno que les reconozca el carácter de ''actores políticos'' y promueva la negociación. Es un esfuerzo por regresar al ``dialoguismo''.

El intercambio epistolar no es más que una renovada y más fina versión de la película que montaron Hugo Chávez, Piedad Córdoba y las FARC el año pasado. Los mismos actores y la excusa humanitaria sirviendo de treta. ¿Por qué insisten? Porque además de lo anterior la guerrilla para sobrevivir requiere con urgencia recuperar legitimidad política, paliar los efectos negativos del secuestro, dividir una sociedad unida contra el terrorismo y posibilitar la actuación de gobiernos amigos en la región. Cano lo reconoce sutilmente al recomendar ``tener en cuenta la manifiesta disposición de la gran mayoría de presidentes latinoamericanos para contribuir con sus esfuerzos en el proceso de intercambio humanitario y paz''.

Tan preparada está la actuación que a la primera carta de los supuestos ''intelectuales'' las FARC respondieron presurosamente, luego se promovió que todo el que quisiera escribirle a la guerrilla pidiéndole que cese los secuestros pudiera hacerlo. ¿Quién se negaría a pedirle que termine los crímenes de lesa humanidad? El portal de internet del Movimiento Bolivariano y el de las FARC inmediatamente se unieron, al igual que los integrantes del Partido Comunista Clandestino y la Coordinadora Continental Bolivariana. Era previsible. La guerrilla concibió hace más de una década el ''intercambio humanitario'' como un instrumento de agitación y movilización de masas.

Esta trampa lo que busca es allanar los obstáculos para avanzar en el reconocimiento de beligerancia. También legitimar el secuestro con el argumento de un conflicto armado no internacional. Los medios de comunicación no informaron que el Secretariado ratificó a los ''intelectuales'' que seguirán secuestrando. ¡Eso sí, para las FARC, los ''intelectuales'', un sector del Liberalismo y el Polo Democrático Alternativo los secuestrados no son secuestrados! Los policías y militares son ''prisioneros de guerra''. Otros son deudores morosos de las FARC porque no pagan las extorsiones, que tampoco son extorsiones sino impuestos revolucionarios. Y los políticos son retenidos por el reclamo del pueblo y por defender la Constitución de 1991. ¡Bonita forma de acabar con el secuestro disfrazándolo y optando por su legalización! En conclusión, el ''intercambio epistolar'' no sólo es un salvavidas para los farianos sino uno de los medios con los que buscan recuperar lo perdido en el terreno militar y político, al tiempo que contribuir a que escale la violencia y el secuestro. Evidentemente, las cosas no son como parecen.

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