domingo, diciembre 17, 2006

¿CON ESOS AMIGOS PARA QUÉ ENEMIGOS?

www.semana.co - Fecha: 04/15/2006 - Edición: 1250
Rafael Guarín se va lanza en ristre contra Piedad Córdoba, a quien tilda de acabar con el Partido Liberal, con su “populismo de izquierda”.


Por Rafael Guarín

Un mes después de las elecciones legislativas, Horacio Serpa enfrenta dificultades para recoger las diferentes tendencias del Liberalismo, debido a la interferencia nefasta de líderes cercanos al candidato. El apoyo público inicial de Rodrigo Rivera, Rafael Pardo y Andrés González se estrelló con los insultos, las injurias y las agresiones de Piedad Córdoba.

Además, la estrategia liberal ha sido todo menos adecuada para motivar a los ciudadanos. Con terquedad algunos insisten dentro de la campaña en agitar el trapo rojo, volver a la plaza pública, destrozar la Seguridad Democrática, radicalizarse en la extrema izquierda e invocar a Hugo Chávez y Evo Morales como referentes. Son los errores que están matando al Partido Liberal.
A este punto se llegó como resultado de una estrategia de las facciones más sectarias y reaccionarias. Piedad Córdoba se empeña en llevar al Liberalismo, contra su propia historia, a un populismo de izquierda que no se compadece con su acervo político, ni con las necesidades de la Nación. Se ha dedicado a descalificar y perseguir importantes sectores, prefiriendo sus propios intereses a los de la colectividad. El sectarismo de Laureano Gómez encarnó en Piedad sin la formación y la ilustración del ex presidente.
Horacio Serpa debe preguntarse: ¿con esos amigos, para qué enemigos?. Piedad incomoda no por sus ideas, ni por la férrea defensa de sus propuestas, ni por ser una mujer aguerrida y valiente. Piedad fastidia por su grosería, falta de educación y porque predica pero no practica. Sin duda, una Piedad sin esas conductas superaría los escasos 38.000 votos que obtuvo en las elecciones parlamentarias. Una Piedad menos sectaria, con seguridad, no hubiera estado tres años en el Senado como resultado de irregularidades electorales, sino que sería una de las grandes líderes del Partido Liberal.



Las inconsistencias de Piedad no tendrían importancia si con ellas, en algunos casos, no comprometiera gravemente al Liberalismo. No hay que olvidar que siendo presidenta de la DLN (2003) esa directiva avaló los candidatos únicos a las gobernaciones de Magdalena y César, departamentos en los cuales los paramilitares no permitieron más candidaturas. Fue avalado también el ex gobernador Miguel Ángel Pérez, procesado penalmente porque habría recibido durante su campaña 500 millones de pesos de las Autodefensas Unidas de Casanare. Lo mismo ocurrió con Wilder Antonio Ríos, exalcalde de Riohacha, capturado en octubre de 2004 por desviar fondos de salud con destino a Jorge 40.

Lo realmente grave es que las injustas descalificaciones de Piedad contra el ex presidente César Gaviria y los precandidatos no son contundentemente desautorizadas por Serpa. Insultos públicos de su amiga y excusas privadas del candidato liberal están haciendo crecer la inconformidad al interior del partido.
La actitud de la senadora se explica porque quiere quedarse con el Partido Liberal, así sea convirtiéndolo en un cascarón. Su propósito es seguir avanzado en la “toma y el secuestro” de esa organización política, para lo cual hace lo que sea, comenzando por tirar piedra a quienes considera sus rivales.
El Partido Liberal es socialdemócrata, esto es, en medio del conflicto bélico, un partido ubicado en el centro frente a las extremas derecha e izquierda armadas. Su pluralismo le ha permitido ser mayoritario y debe mantener esa condición, sobreponiéndose a quienes procuran utilizarlo con dogmatismo conservador. No se puede ser liberal si se sataniza a quien piensa distinto, si se persigue la diferencia y si se elimina la tolerancia.
Se me replicará que para eso ganaron la candidatura. Bueno, si es así, y si insisten en ser sordos a los reclamos de renovación de más de la mitad de los liberales que participaron en la consulta, mantengan esa estrategia y asuman la responsabilidad, pero cuando los derroten, liberen el Partido y dejen que bajo la conducción del ex presidente César Gaviria, que da garantías a todos, sean los nuevos liderazgos quienes reconstruyan el Liberalismo.
Nota al margen: Frente a los escándalos del exdirector del DAS, se debe recordar que no todo vale para combatir el terrorismo y los violentos. Una política democrática de seguridad debe proscribir cualquier método que vulnere la dignidad humana o ponga al alcance del ejercicio despótico del poder las libertades y los derechos. El terrorismo se elimina con la Constitución en la mano y no con el terrorismo de Estado.
Los colombianos debemos rechazar con la misma vehemencia la intervención de los paramilitares y de la guerrilla en las elecciones. ¡Qué bueno sería que el Partido Liberal y el Polo Democrático y sus candidatos presidenciales repudiaran públicamente el apoyo expresado por el ELN!

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