domingo, diciembre 17, 2006

EL URANIO DE CHÁVEZ

Published on September 8, 2006, Page PAGE: 19A, Nuevo Herald, El (Miami, FL)

Por: Rafael Guarín

El día de la posesión de Camilo Óspina como nuevo embajador de Colombia ante la OEA, dijo en una conferencia sobre “Geopolítica en América Latina” que Venezuela tenía dos minas de Uranio clandestinas y alertó sobre el riesgo que representa.

Es posible que la confianza que le otorgó la ausencia de medios de comunicación y el auditorio universitario, sirvieran de cómplice para que el diplomático señalara con total desparpajo que “si me preguntan un riesgo, algo que me ponga nervioso, a mi me pone muy nervioso las dos fabricas, las dos minas de Uranio que hay en este momento en Venezuela”.

Manifestó además que “cogen ustedes derecho por Arauca, más o menos se meten 400 km., están llegando a la zona fronteriza, encuentran dos fábricas, una fábrica de bicicletas y otra fábrica de motocicletas. Esas dos fábricas son una fachada para una excavación de Uranio”.

Y concluyó: “Venezuela no tiene como enriquecer uranio pero Irán sí. Si eso llegara a pasar tenemos un problema de verdad.”.

No es la primera vez que se habla de las supuestas minas de uranio, ni que se relacionan con Irán. Versiones anteriores vinculan venezolanos, cubanos e iraníes a actividades secretas de explotación en el estado Amazonas, pero la falta de pruebas dejó el tema en la especulación y en el mundo de las conspiraciones.

Las afirmaciones trascritas indicarían que las minas sí existen y que podrían ser una de las razones de la estrecha relación entre Hugo Chávez y Mahmoud Ahmadinejad, el fundamentalista presidente de Irán. Aún más, darían sentido a la oposición de Venezuela y Cuba a la decisión de la Agencia Internacional de Energía Atómica de remitir el caso de Irán al Consejo de Seguridad y al anunció del propio Chávez, en mayo de 2005, de estar interesado en que ese país le proporcione tecnología nuclear.

¿La cuestión es si se le debe creer a Óspina? Es casi forzoso darle credibilidad. No hay que olvidar que era ministro de Defensa dos semanas antes y es una de las personas de mayor confianza del Presidente Álvaro Uribe. Como ministro tuvo acceso a información de inteligencia militar privilegiada, no sólo de las fuerzas armadas colombianas, sino de los organismos de seguridad estadounidenses. Se trata de una de los funcionarios mejor informados, entre otras cosas, porque dentro de las hipótesis de guerra que estaban a su cargo, la número uno es con Venezuela.

Sus declaraciones trascienden en un momento en que el conflicto con Irán escala debido a la inauguración de una planta de agua pesada destinada a refrigerar un reactor nuclear en construcción y al desconocimiento de la decisión del Consejo de Seguridad, que obligaba a ese país a suspender el pasado 31 de agosto el enriquecimiento de uranio.

Alguien podría calificar que hay algo de esquizofrenia en pensar que Chávez puede estar interesado en alianzas alrededor de armas de destrucción masiva. Sin embargo, está demostrado que su gobierno cree únicamente en el poder nacional como base de las relaciones internacionales y no en el idealismo que predican muchos de sus partidarios. Lo cierto es que aunque parezca improbable dicho escenario, la sola alianza nuclear entre Venezuela e Irán constituye una amenaza a la seguridad hemisférica y afecta el balance de poder en la región.

Las palabras de quien lleva en nombre de Colombia la vocería ante el Sistema Interamericano, colocan a Venezuela como una potencial amenaza continental y ratifican temores derivados de las oscuras relaciones de Chávez con potencias enemigas de Estados Unidos. Su gravedad salta a la vista y exige de ambas naciones transparencia ante la comunidad internacional.

Creo como Julien Freund (Sociología del Conflicto) que el precepto fundamental de la política es “saber prevenir lo peor y tener la capacidad de impedir que ocurra”. Si el gobierno colombiano conoce los hechos narrados por uno de sus ministros de defensa ¿qué esta haciendo ante esa amenaza? ¿Tendrá Óspina la tarea de actuar al respecto en el seno de la OEA? ¿Cuál será la actitud del gobierno Bush?

¿O resultará que las denuncias hechas por el funcionario son pura fantasía o irresponsable verborrea? El gobierno Uribe debería presentar las pruebas que sustentan las acusaciones del embajador y el venezolano despejar las dudas que sobre el tema surgen nuevamente.

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