jueves, abril 02, 2009

PRESIDENTE: DÉLE EL SÍ A CANO



Publicado el 2 de abril de 2009 en Semana.com

RAFAEL GUARÍN

El 24 de julio de 2007 Iván Márquez afirmó en uno de sus editoriales que “el Plan Estratégico de las Farc seguirá su avance en sus dos vertientes: la vía del acuerdo nacional para la solución política, y la vía armada”. Pues bien, es exactamente lo que ha venido sucediendo. El objetivo inmediato es romper el aislamiento político de la guerrilla, demostrar el fracaso de la Política de Seguridad Democrática y quebrar la voluntad de lucha del Estado en las urnas.

La reciente afirmación del Secretariado de estar “en disposición de no hacer del lugar de diálogo un obstáculo insalvable” se enmarca en esa ruta. Aunque hábilmente genera la percepción de que el escenario cambió o de que hay un giro, la verdad es que el asunto está en el mismo punto.

Por lo menos cinco posiciones de las Farc lo confirman. Cano insiste en que se trata de “prisioneros de guerra” y no de secuestrados. Segunda, las Farc exigen la ley de canje permanente, es decir, una ley de secuestro permanente de policías y soldados. Tercera, ratificaron que mantendrán las “retenciones económicas” de acuerdo a la “ley 02”, en otras palabras, que seguirán secuestrando a quien no ceda a la extorsión. Cuarta, las Farc designan voceros para una negociación, que no se requiere, tratando de justificar (quinta) un despeje territorial en otras condiciones, o ¿qué otra cosa significa que pidan “garantías efectivas” y “condiciones de modo, tiempo y lugar, y publicitados con suficiente anticipación”? No es cierto que hayan renunciado al despeje.

Con el anuncio las Farc pretenden probar que el gobierno es el responsable de que no se realice el “acuerdo humanitario” y seguir trabajando en la creación de un ambiente favorable para la elección de un nuevo presidente que prefiera la negociación y enviar las tropas a los “cuarteles”, que una política de firmeza contra el terrorismo.

Las liberaciones de febrero y las que se anuncian corresponden a la misma maniobra que hicieron durante la campaña presidencial de 2006. Ya nadie se acuerda de eso. Las Farc montaron un espectáculo mediático para entregar a dos agentes de policía a Álvaro Leyva, el candidato del “Arca de Noé” y de Marulanda, con el objetivo de interferir la agenda electoral y modificar las preferencias ciudadanas. En ese momento no les funcionó. Leyva no subió en las encuestas. En cambio, ésta vez, luego de las liberaciones Piedad aumentó su popularidad y los periodistas de los principales medios de comunicación inocentemente salieron a exaltarla.

Lo de hoy es la misma lógica y objetivos farianos de 2006. Pero lograr ese propósito no es tan difícil como suele pensarse. Según el estudio “La Cultura de la Democracia en Colombia”, adelantado por Vanderbilt University y la Universidad de los Andes, el 66.3 por ciento de los colombianos en 2007 opinaban que la negociación es la mejor opción para “solucionar el conflicto con la guerrilla”.

El presidente Uribe debe decirle sí a la propuesta de las Farc y no dejarse meter en ese escenario. No para abrir un espacio de negociación con el terrorismo, ni caer en la celada del “diálogo humanitario”, sea dentro o fuera del país, como lo sugirió “desinteresadamente” el camarada Carlos Lozano (se les hace agua la boca meter a Brasil).

Hay que retomar la iniciativa. Pedir a las Farc la lista de delincuentes que quieren que se excarcelen y estar dispuesto a hacerlo, excepto cuando se trate de autores de crímenes de lesa humanidad o de personas que no desean volver a las armas. El gobierno no puede entregar a éstos últimos so pena de convertirse en cómplice de su inminente secuestro y asesinato por la guerrilla.

Decirle sí a las Farc vale la pena siempre y cuando sea el fin del secuestro. Por eso, es indispensable que la guerrilla se comprometa a no volver a secuestrar ni a civiles, ni a militares. Si Cano se niega es porque quiere continuar secuestrando. Si acepta, estará más que justificado el costo militar que implica liberar guerrilleros porque es mayor el beneficio humano y político. Y si engañan, eso los terminará de acabar ante la comunidad internacional y subrayará lo absurdo de pensar en el “diálogo” que reclama la Conferencia Episcopal.

Entonces, sí, señores de las Farc, sí, pero sin ninguna otra modalidad de zona de despeje, ni diálogos y menos negociadores. El modelo debe ser igual al de las liberaciones recientes, eso sí, sin Morris, ni Boteros. La experiencia demuestra que esa parafernalia sobra. Solo se necesita la decisión de liberar a los secuestrados, así que nada de Catatumbos, Lozadas y Ramírez. Tampoco veeduría internacional, está probado que es más que suficiente la Cruz Roja.

Finalmente, entendido así el acto de liberación, las Farc deberán entregar también los secuestrados civiles. Es mentira que sean tan solo 9. El propio Marulanda en la carta que envío a Hugo Chávez en 2007 reconoció que son más de un centenar. ¿Dónde están los cientos restantes? Si los asesinaron, que digan a las víctimas dónde están sus fosas o que devuelvan sus cuerpos. No sobra decir que ni aún muertos se pueden comparar los victimarios, Iván Ríos y Raúl Reyes, con el heroico mayor Julio Ernesto Guevara o las demás víctimas.

Obviamente, las Farc no estarán dispuestas a nada de eso. Entonces, quedará claro que todo el sainete no es más que un intento de institucionalizar el secuestro, manipular a los colombianos y crear un aparato político en la legalidad. Presidente, por favor, déle el sí a Cano.

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CHÁVEZ FRENTE A OBAMA



Publicado el jueves 2 de abril de 2009 en EL NUEVO HERALD - Miami

Aqué juega Chávez? Bush no le gustaba, pero el nuevo presidente tampoco. Hace unos días llamó a Barack Obama ''pobre ignorante''. También le había advertido que no siguiera el ''camino torpe y estúpido del anterior gobierno'', además de conminarlo a que ''demuestre un poquito de inteligencia'' y despedirlo con un ''váyase a lavar ese palto, señor Obama''. Los venezolanos saben que significa esa ``sutil expresión''.

Pero está perdiendo originalidad. Su guión ya lo conocemos. Es el que desarrolló antes, durante y después de la Cumbre Iberoamericana de 2007. El mensaje en esa oportunidad es similar al que quiere enviar en la próxima cumbre: Latinoamérica para los latinoamericanos, es decir, defender un proceso de integración sin la participación de lo que llama imperialismo estadounidense o europeo. Por lo pronto, la rabieta ya le sirvió para calentar el ambiente previo a la Cumbre de las Américas y ganarse el protagonismo.

Esas declaraciones van más allá y evidencian una estrategia encaminada a desgastar la imagen positiva con la que el hemisferio recibió a Obama. Chávez sabe muy bien que la amenaza letal a su revolución es un presidente del ''imperio'' que penetre en las mentes y corazones de los latinos, por ser capaz de crear una nueva relación de socios basada en el diálogo, el respeto, la solidaridad y la cooperación. Y nadie lo puede hacer mejor que Obama, razón por la cual necesita convertirlo en una gran frustración para la región.

El centro de gravedad de la revolución bolivariana no es el petróleo, ni la carrera armamentista, es el imaginario colectivo adverso a los Estados Unidos. Es similar el sentimiento que en el Medio Oriente facilita el reclutamiento de jóvenes por organizaciones terroristas como Hamas o Hezbolá, con las que simpatiza Chávez, o que explica que en los países de esa parte del mundo, con excepción de Israel, las encuestas detecten un apoyo importante de la población a Al Qaeda y a Osama bin Laden.

Para Chávez resulta crucial mantener el clima antinorteamericano. Su poder en Venezuela y su influencia más allá de las fronteras se ha construido sobre la base de endilgar a la Casa Blanca todos los males planetarios y en especial las desgracias que padecen los latinoamericanos. Su alianza con Irán, Rusia y China tiene como motor, en diferente grado, el elemento antiestadounidense. Más que identidad con el socialismo del siglo XXI por parte de Evo, Ortega, Correa, los Kirchner, Lugo y otros dirigentes, lo que hay es un común denominador: llegaron al poder criticando las políticas económicas asociadas a Washington.

Satanizar a Obama le sirve también a Chávez para posar de perseguido por el imperialismo. La calificación de ''pobre ignorante'' es una respuesta a la acusación de que ''exporta terrorismo'', lo que está más que comprobado. También le es útil para evadir la responsabilidad de haber convertido a Venezuela no sólo en santuario de las FARC y del ELN sino del narcotráfico, al tiempo que para esconder la grave situación de derechos humanos.

Finalmente, es un recurso para uniformar a sus compatriotas. Con la fantasía de que Estados Unidos, según Chávez, tiene un plan para invadir Venezuela, todo aquel que no se una a la cruzada contra el imperio es un antipatriota. Es previsible que potencie esa noción de enemigo ante la crisis económica y social en ciernes. Si se supera la percepción de que Estados Unidos es ''el problema'', se le cae la estantería y el fundamento que soporta la revolución bolivariana.

Obama no debe caer en la trampa de Chávez, sino pasar por encima de él. Al igual que lo ha hecho con entrevistas a medios de comunicación del Medio Oriente, debe hablarles directamente a los venezolanos, lo mismo que a los demás pueblos gobernados por líderes hostiles a Estados Unidos. Un diálogo permanente con los ciudadanos de América Latina, acompañado por hechos concretos, quiebra por la base la revolución bolivariana, desactiva el actual proceso de radicalización, neutraliza las fuerzas políticas que basan su apoyo en el odio al pueblo norteamericano y reduce la posibilidad de que nuevas organizaciones terroristas surjan en el continente. La próxima Cumbre de las Américas es la mejor oportunidad para comenzar a hacerlo.

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martes, marzo 31, 2009

SOBERANÍA vs LEGÍTIMA DEFENSA


EL UNIVERSAL - CARACAS

Opinión - Miércoles 11 de marzo, 2009

Adolfo R. Taylhardat

Este tema ha vuelto al tapete de la opinión pública por la presencia en Venezuela de algunos de los principales "capos" de la narcoguerrilla colombiana. Ha trascendido que nueve miembros del Estado Mayor Central de las FARC están refugiados en Venezuela. Otros dos estarían en Ecuador. Probablemente estos elementos se han refugiado en los países vecinos para protegerse de las acciones contundentes que el gobierno colombiano viene efectuando contra la narcoguerrilla. En estas condiciones, nada más seguro que encontrar santuario en el territorio de países con gobiernos complacientes.

Primero el presidente Uribe reveló que varios de los mandos de las FARC y de la guerrilla del ELN "están residenciadas en el extranjero bajo la coartada de intelectuales". Luego la televisora colombiana RCN, seguramente con datos de fuente oficial, precisó que entre los nueve que están en Venezuela figura nada menos que Rodrigo Granda (a. Ricardo) cuya presencia en nuestro país y su subsecuente "extracción" originaron una de las peores crisis en las relaciones del teniente coronel Presidente con su par colombiano.

Para que no quede duda, los generales colombianos tienen un mapa elaborado por la inteligencia de ese país con los sitios exactos donde están ubicados los campamentos de las FARC tanto en Venezuela como en Ecuador.

Incidentalmente, al cumplirse un año de la operación del ejército colombiano contra el campamento de las FARC en Ecuador, el ministro Juan Manuel Santos reivindicó el derecho de su país a defenderse de "los terroristas" aunque no estén en territorio de Colombia. "Golpear a terroristas que sistemáticamente están atentando contra la población de un país, así estos no se encuentren dentro de su territorio, es un acto de legítima defensa y una doctrina cada vez más aceptada por el derecho internacional" dijo Santos (EU 03-03-09, Pág. 1-12). La reacción aquí no tardó en producirse. La cancillería venezolana calificó de "repudiable la actitud prepotente" del Ministro y de "amenaza a la estabilidad y la soberanía" (EU 04-03-09, Pág. 1-16).

Todo esto ha generado justificada preocupación en los altos mandos militares colombianos que no han ocultado su molestia por no poder hacer nada contra los jefes guerrilleros refugiados en países vecinos y por la posición asumida por el canciller colombiano, Jaime Bermúdez.

También ha revivido la polémica acerca de los límites de la soberanía y de la legítima defensa. El concepto de legítima defensa está consagrado tanto en la Carta de las Naciones Unidas como en la de la OEA, aunque con alcances distintos. Sobre la legítima defensa la Carta de la ONU (Art. 51) dice expresamente: "Ninguna disposición de esta Carta menoscabará el derecho inmanente de legítima defensa, individual o colectiva, en caso de un ataque armado contra un Miembro de las Naciones Unidas …" mientras que la Carta de la OEA (Art. 21) reza: "Los Estados americanos se obligan en sus relaciones internacionales a no recurrir al uso de la fuerza, salvo el caso de legítima defensa, de conformidad con los tratados vigentes o en cumplimiento de dichos tratados. La diferencia consiste en que la organización regional no requiere que preceda una agresión (un ataque armado) para ejercer el derecho a la legítima defensa. Ambos instrumentos consagran también el derecho de los Estados a la soberanía pero al mismo imponen ciertas condiciones. La Carta de las NNUU exige el cumplimiento de buena fe de las obligaciones internacionales contraídas por ellos (Art. 2.2). La Carta de la OEA es más precisa. Establece que "Todo Estado americano tiene el deber de respetar los derechos de que disfrutan los demás Estados de acuerdo con el derecho internacional (Art. 10), y agrega que "El respeto y la fiel observancia de los tratados constituyen normas para el desarrollo de las relaciones pacíficas entre los Estados" (Art. 17).

En el caso presente el gobierno venezolano no solamente ha dejado de cumplir sus obligaciones internacionales sino que las viola descaradamente. La permanencia de los capos guerrilleros colombianos en territorio venezolano, que es del conocimiento del teniente coronel Presidente y recibe apoyo y hasta protección de nuestra Fuerza Armada, constituye una abierta contravención a las obligaciones contraídas en la Convención Interamericana sobre Deberes y Derechos de los Estados en caso de luchas civiles (La Habana, 20-02-1928) cuya actualidad, contenido y alcances fueron confirmados mediante el protocolo concluido en Washington el 1º de mayo de 1957. El artículo segundo de esa Convención obliga a los Estados a "Desarmar e internar toda fuerza rebelde que traspase sus fronteras siendo los gastos de internación por cuenta del Estado donde el orden hubiese sido alterado".

La evolución de los acontecimientos internacionales y la aparición de nuevos ilícitos internacionales han sobrepasado en muchos aspectos la vigencia del derecho internacional tradicional y se impone una revisión del concepto de legítima defensa. Los derechos de los Estados, como los derechos humanos individuales, son progresivos. Frente a una situación como la descrita, que no está contemplada en los tratados, cabe preguntar si no tiene razón el ministro Juan Manuel Santos cuando sostiene que un país, haciendo uso de su derecho de legítima defensa, debe poder actuar más allá de sus fronteras contra terroristas y subversivos que continuamente atentan contra la población y la estabilidad del Estado. Colombia no es el único país en el mundo que confronta situaciones como ésta. ¿No habrá llegado el momento de que la comunidad internacional, que ha aceptado la noción del derecho a la injerencia humanitaria, reconozca también el derecho de un gobierno a realizar acciones preventivas de legítima defensa cuando el gobierno de otro país no ha sido capaz, deliberadamente se ha abstenido, o intencionalmente se presta para que se produzcan situaciones que puedan originar esas acciones? Todo ello, por supuesto, dentro de los límites estrictos que imponen la naturaleza y la efectividad de la acción a realizar como ocurrió en Ecuador. Es un planteamiento debatible y por eso dejo la pregunta en el aire

Finalmente, la advertencia que acaba de lanzar el teniente coronel Presidente a su colega colombiano es tan, o hasta más grave aún, que lo que dijo Juan Manuel Santos. Cuando anunció que ordenará "prender los tanques y los Sukhoi", profirió una amenaza de agresión contra el país vecino. Además, dicho eso públicamente por un jefe de Estado incurre en una amenaza a la paz y a la seguridad internacional.

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