sábado, enero 23, 2010

REELEGIR A URIBE, PERO NO AL GOBIERNO




RAFAEL GUARÍN
22 de enero de 2009
SEMANA.COM

Aún hay republicanos que se lamentan de no haber podido realizar gran parte de su proyecto político en la era de Ronald Reagan. En una tertulia en Madrid, una de las personas que participó en la redacción de su programa en materia de seguridad me dijo que habían ganado las elecciones pero perdido el gobierno. ¿Cómo así? Sí, me contestó. A pesar de que Reagan derrotó a Jimmy Carter, la burocracia proveniente de esa administración terminó manejando los hilos del poder, que muchas veces no están en la cúpula de los organismos estatales, sino en los mandos medios.

A pesar de sus siete años de ejercicio, a Álvaro Uribe le está ocurriendo algo parecido. Desde hace tiempo varias de las instancias gubernamentales tienen su propia agenda y muchas veces chocan con los conceptos del propio presidente. Por ejemplo, una de las ministras del despacho es enemiga jurada de un nuevo periodo de su jefe y dicen, en los pasillos de la propia Casa de Nariño, que uno de los viceministros es la mano oculta detrás de los editoriales de periódicos internacionales que desaprobaron una nueva reelección. ¿Qué tal eso?

La inamovilidad de varios funcionarios los ha convertido en emperadorcitos de ministerios e institutos, al tiempo que la certeza de que Uribe no echa a nadie les da absoluta tranquilidad. Esa inercia y “baratarias” de poder, favorecen que pululen servidores públicos de libre nombramiento y remoción que no solo no comparten las políticas gubernamentales, sino que son obstáculos y auténticos opositores, cuando no simplemente ineptos. ¡Absurdo!

La consecuencia de esto es desastrosa. Solo un ejemplo: A pesar de la diligencia de Fabio Valencia Cossio y de sus buenos resultados, es incomprensible que el Ministerio del Interior disponga de esquemas de seguridad hasta para ex guerrilleros, incluidos algunos que siguen delinquiendo, camuflados en el “Programa de Desmovilización”, mientras se los niegan a defensores de derechos humanos y dirigentes sociales que coinciden con la Política de Seguridad Democrática y que denuncian a las Farc.

Al parecer para quienes respaldan al gobierno o denuncian el terrorismo está vedado garantizar su seguridad. La consecuencia es mortal: Manuel Moya y Graciano Blandón, líderes de las negritudes en Curvaradó, fueron asesinados por las Farc mientras esperaban a que el gobierno al que apoyaban los protegiera. Las Farc cumplieron la amenaza. Igual está sucediendo con dirigentes sindicales que se convirtieron en objetivo militar de la guerrilla. Nada ha valido para que se les proporcione el amparo necesario.

¿Estarán esperando los flamantes mandos medios del Ministerio del Interior que los maten? ¿Quién es el responsable en esa cartera de tan craso e inexcusable indolencia? Esa curiosa pasividad es cómplice del miserable asesinato de Jairo Rey, Presidente de SINALTRAIFRU, quien cometió el grave crimen para las Farc, con los masacrados Moya y Blandón, de defender en Estados Unidos el TLC.

Todo eso, para no hablar de funcionarios antiuribistas de la administración Uribe, de mando medio y mediocre, que persiguen a personas por tener un compromiso con las tesis del propio gobierno. ¡Ridículo, pero cierto! Ni para que comentar aquel caso en que un miembro de las Farc, actualmente desmovilizado, que trabajó directamente con Alfonso Cano, era responsable de un millonario proyecto en el Tolima, auspiciado por Acción Social. Ni de la infiltración de miembros del PC3 en los organismos del gobierno.

No hay duda que reelegir a Uribe es un reclamo mayoritario de los ciudadanos, pésele a quien le pese, pero las encuestas califican diferente a quienes lo acompañan en el gobierno. Mientras no haya una depuración y no se retome el control de los centros de decisión y operación, que hoy están en manos de individuos que conspiran desde adentro contra los esfuerzos del presidente y sus realizaciones, estaremos condenados a repetir, como mi amigo republicano, que ganamos la elección pero perdimos el gobierno. ¡Ojala el presidente se pellizque!








Nota: Para tristeza de algunos y contrario al equivocado “confidencial” de la Revista Semana, podrán seguir leyendo mis columnas de análisis político y seguridad en El Nuevo Herald de Miami.

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viernes, enero 22, 2010

EL RETO EXTERIOR DE PIÑERA




22 de enero de 2009


Publicado en El Nuevo Herald de Miami






RAFAEL GUARÍN

Culminó un ciclo en Chile. La victoria de Sebastián Piñera, a pesar de la alta favorabilidad del gobierno de Michelle Bachelet, es prueba de la exitosa consolidación de la transición democrática en ese país. No van a haber tantos cambios, como se pregonó durante la campaña electoral, por lo menos en el plano interno, pero sí se espera un nuevo enfoque en la política exterior.

Durante el gobierno de la Concertación se suscribieron múltiples acuerdos de libre comercio, al tiempo que se proyectó al país como punto de encuentro clave con Asia – pacífico, pero no se consiguió un puesto suficientemente relevante en el escenario hemisférico, por el contrario, su influencia palideció ante el protagonismo de Brasil y Venezuela.

La razón de ese papel secundario se debe, en parte, a la pasividad diplomática del Palacio de la Moneda en temas que agitan al continente. Los últimos años, más que avanzar hacia la tan mentada y mentida integración latinoamericana, la región se ha debatido en medio de una fuerte inestabilidad política, que ha llegado incluso a amenazar la paz y la seguridad internacionales. En esa situación, el gobierno Bachelet estuvo siempre del lado de quienes mantienen un doble discurso. Mientras proclamaba la defensa de la democracia y los derechos humanos, alentaba el ingreso de Cuba al Grupo de Río. Mientras condenaba el terrorismo y el crimen transnacional, se callaba ante las evidencias de apoyo de los gobiernos de Hugo Chávez y Rafael Correa a las Farc. Mientras decía defender el estado de derecho, admitía en su país apoyos públicos a las guerrillas narcotraficantes colombianas, que buscan aniquilar el imperio de la ley.

A pesar de ser referente en materia de modernización del Estado y de la economía, esa tibieza terminó relegando a Chile. La elección de Piñera es una oportunidad para que ese país renueve su liderazgo y asuma con decisión la defensa de la libertad, los derechos humanos y la democracia, ante la amenaza proveniente de organizaciones criminales y de gobiernos patrocinadores que, como el chavista, pretenden imponer un modelo autoritario a sus vecinos. También para que propugne por el fin de la dictadura castrista.

Tal parece que será el enfoque, a juzgar por las declaraciones del presidente electo: "Quiero decirlo con mucha claridad: esas diferencias (con Chávez) son profundas y tienen que ver cómo se concibe y practica la democracia, la forma cómo concibe el modelo de desarrollo económico y mucho más". Esa afrimación, más otras que mencionó en su discurso del domingo, relacionadas con su énfasis en la seguridad y el combate al narcotráfico, evidencian que con Piñera no va a ser lo mismo que con la presidenta saliente.

Esto para la revolución bolivariana significa no tanto perder un aliado, sino ganar un gobierno que levantará la voz contra sus excesos, con lo cual Chávez comienza a perder el principal activo que ha tenido para expandir su proyecto: la pasividad y la tolerancia en la región.

Además, es conocido que Piñera está más cerca de Alán García, Álvaro Uribe y Felipe Calderón, promotores de la democracia liberal y la economía de mercado, con lo cual se abre paso un nuevo equilibrio de fuerzas que afectará gravemente a Chávez y sus aliados, al tiempo que servirá para neutralizar los factores que han propiciado vientos de guerra.

Finalmente, con la decisión del pueblo chileno y, probablemente, con un nuevo gobierno de centro derecha en Brasil, a la gravísima crisis interna se sumará para Chávez un cambio de condiciones que limitara su acción y supondrá un estancamiento y retroceso en los planes del socialismo del siglo XXI. Ciertamente, para el teniente coronel el 2010 no comenzó bien.

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jueves, enero 21, 2010

AHORA EN LA ESCALERA


A partir del miércoles 20 de enero estaré en el programa radial LA ESCALERA con Guillermo Diaz Salamanca y Edgar Artunduaga:



Rafael.