lunes, diciembre 28, 2009

EL JUEGO DEL FARCHAVISMO

Mensaje de Alfonso Cano al MCB

Publicado en El Tiempo - Bogotá D. C. - 29 de diciembre de 2009
Publicado en El Nuevo Herald el 7 de enero de 2010 con el título:
"El brazo continental del farchavismo"


RAFAEL GUARÍN
Con la generosa y tradicional hospitalidad del chavismo, se constituyó en Caracas el Movimiento Continental Bolivariano (MCB). 'Alfonso Cano' fue uno de los protagonistas. En un video, el cabecilla de las Farc respaldó la naciente organización y repitió, casi literalmente, los recientes discursos de Hugo Chávez sobre el acuerdo de cooperación militar colombo-estadounidense.
En palabras de Carlos Casanueva, secretario general del movimiento, se ratificó a 'Alfonso' "la presidencia honoraria", en "respuesta al general Padilla y a todos sus secuaces del gobierno de Colombia", que pidieron rechazar al grupo terrorista. Según este personaje, son "un frente único de lucha contra el imperio y en solidaridad con la resistencia colombiana", es decir, con la guerrilla.
¿De dónde proviene esa solidaridad? El MCB es una invención de las Farc. Nace de la Coordinadora Continental Bolivariana (CCB), un aparato creado por esa agrupación en agosto del 2003. Su fundación se hizo en el marco de la reedición de la 'Campaña admirable' y del 'Campamento bolivariano por nuestra América', efectuado en el Fuerte Tiuna, nada más, ni nada menos, que uno de los símbolos de la Fuerza Armada Nacional Venezolana y sede del Ministerio de Defensa de ese país.
Los computadores de 'Raúl Reyes' contienen información sobre el papel de las Farc y Chávez. En un 'email' del 26 de julio del 2003, el guerrillero 'Iván Márquez' confirma el apoyo a la 'Campaña admirable': "El presidente Chávez... se sumó con entusiasmo a esta iniciativa cuando estuvo en Medellín", refiriéndose a su participación en el XIV Consejo Presidencial Andino, un mes antes.
En otro correo, también inédito, de fecha 8 de julio del 2003, Márquez registra que PDVSA se comprometió a "financiar la movilización de 1.000 personas desde Maracaibo hasta Caracas". Además, que "los cubanos se suman a la jornada en Caracas y participarán en el 'campamento juvenil bolivariano' que ha de concluir con la creación de la 'coordinadora continental bolivariana' (CCB)".
Todo tenía un fin debidamente calculado por las Farc. Para que "el evento no se salga de lo presupuestado", deciden enviar a 'Santrich', un cuadro guerrillero que se apoyaría en 'Tino', Amílcar Figueroa Salazar, diputado chavista, quien le garantizaría su traslado y seguridad. Y, en otro correo, 'Márquez' señala: el "plan d es invitar hasta acá a los dirigentes juveniles del continente y constituir desde arriba la coordinadora continental bolivariana que es el objetivo mayor que nos propusimos al desplegar la idea de la campaña". Finalmente, le reafirma a 'Reyes': "Si todo esto resulta no solamente quedará bien posicionado el movimiento juvenil bolivariano, sino las propias Farc, como generadoras de la iniciativa".
Luego del evento fundacional, el 13 de agosto, el informe final de actividades indica: "Toda esta gente de la CCB y su ejecutivo sienten un gran aprecio y respeto hacia las Farc. El venezolano secretario general (que lo es por iniciativa nuestra) es muy receptivo a nuestra orientación. Igualmente los ecuatorianos. Estos junto con guatemaltecos y panameños piden instrucción política militar y cátedra bolivariana".
La cúpula del MCB debe responder ante la justicia por hacer parte de las Farc. Ese movimiento amenaza no solamente a la democracia colombiana. Quien lea las conclusiones de su reunión de marzo del 2008, en Quito, podrá constatar su decisión de expandir la guerra de guerrillas y el terrorismo por todo el continente.
Muy probablemente, elementos de la Coordinadora y del ahora MCB están vinculados a las acciones violentas realizadas en los últimos meses en Honduras. Finalmente, defender e imponer el socialismo del siglo XXI, mediante la violencia, es uno de sus propósitos. La comunidad internacional debe actuar con rapidez. De lo contrario, la caída de los gobiernos populistas de izquierda en la región podrá venir de la mano de una nueva oleada de terrorismo en Latinoamérica.


ENCUENTRO EN NAVIDAD


RAFAEL GUARÍN

Crónica de un doloroso pero esperanzador encuentro en navidad entre las madres de las víctimas de los “falsos positivos” y el Comandante General de las Fuerzas Militares.

Es la tercera vez que se ven cara a cara. La anterior, hace cuatro meses. Al igual que en esta oportunidad, fue en las instalaciones de la personería de Soacha y a instancias de su titular, Fernando Escobar. En ambas ocasiones el encuentro fue difícil. No puede ser diferente para los familiares de las víctimas, menos en estas fechas, cuando los recuerdos de sus seres queridos y la tragedia de su desaparición los acompaña minuto a minuto. Tampoco fue fácil para el general Freddy Padilla. Percibir el profundo dolor, al igual que su justa indignación con el Ejército Nacional, no pasó inadvertido en el semblante y el ánimo de quien es sin duda uno de los mejores militares de las últimas décadas.

Ambas reuniones han sido una especie de terapia colectiva tanto para las víctimas como para los militares. Sinceridad, franqueza, crudeza y disposición a escuchar han sido el común denominador. De lado y lado se desnudaron pensamientos y emociones.

Las protagonistas son madres, algunas con nietos, pero todas solas, por lo menos en la batalla por la verdad, la justicia y la reparación. En algunos casos su historia se repite en sus hijas: son madres solteras que tienen enormes dificultades, en medio de extrema pobreza, para atender a sus hijos. Los padres literalmente no existen. “Hay padres pero no dan la cara”, me dijeron. Tal vez trabajo y la falta de tiempo o como dijo otra persona, más parece que “esta causa no es de varones” o, simplemente, que “¡no les duele lo mismo los hijos!”.

A pesar que el general inició la reunión resaltando el “espíritu navideño”, no demoró mucho la cascada de reclamos y reproches. Uno, repetido muchas veces, la exigencia de justicia. “Que se conozcan los culpables, se investiguen y procesen”, dijo uno de los asistentes. “Así como los ricos tienen oportunidad (de justicia)… los pobres también”, exclamó.

Una de las madres, llorando pero hablando con firmeza y dignidad, le dijo al general: “Me parece cruel de la vida cuando uno asiste a las audiencias y los señores militares involucrados en las muertes de nuestros hijos, en ese momento ellos no tienen alma, sentimientos, ellos lo que hacen es mirar a las madres y se están burlando”. “Esos militares no tuvieron compasión, corazón, alma, de quitarle la vida a nuestros muchachos”.

Los interrogantes se mantienen. Se preguntan los familiares por la causa y el motivo de lo ocurrido. ¿Por qué lo hicieron? “Mi hijo era un muchacho muy trabajador y humilde”, afirma una madre. Otra: “Yo… que he sido padre y madre con mis hijos, les he enseñado honestidad y respeto”. Razones que esgrime una más para justificar que no perdona “lo que dijo Uribe y Santos sobre los muchachos apenas se conocieron las muertes”, en realidad lo que hicieron fue repetir las palabras del entonces Fiscal Mario Iguarán.

Otras madres anhelan a sus hijos no solo por provenir de sus entrañas, sino porque eran “los hombres de la casa” o “mi mano derecha”. ¿Quién va a criar a mi nieto?”, se pregunta una de ellas, sentada al lado del general, en medio de tremendos sollozos. Antes de caer en los brazos de consuelo de su acompañante, una le confiesa a Padilla que “aunque yo haga el esfuerzo de recuperarme, no puedo, nunca lo haré”.

El general no pasa impávido. Todo lo contrario. Más que un hombre de guerra que cumple una formalidad, que no ha querido convertir en un espectáculo para los medios de comunicación, brota el ser humano consciente del drama y del dolor de las familias. Cada lamento por la ausencia le golpea directamente y este hombre que tiene que tomar decisiones muy duras, parece a veces deshacerse en explicaciones, consejos y reiteradas excusas en nombre de la institución militar.

La indignación ante los asesinatos no la disimula el general. Sabe, sin decirlo, que además de esos jóvenes las Fuerzas Militares también son víctimas. Como señaló un hermano de una de los muertos, que prestó el servicio militar, porto “el uniforme con gusto” y que lamentó darle la mano en esas circunstancias al general: “por unas personas, no pueden pagar todos”.

Ratificó que él y el presidente Uribe lo que quieren es justicia. “Así como hay militares implicados en estos crímenes, hay militares que son víctimas de falsas acusaciones”. “No queremos que a los justos los condenen, ni los delincuentes salgan libres”. Y recuerda que no le “cabía en la cabeza”, tampoco a Uribe, que esos crímenes estuvieran sucediendo y que “una persona de la institución llegara a ese grado de degeneramiento”. Y reitera a las madres: “Yo a ustedes les pedí excusas, les pedí perdón”.

A pesar de todo al final se evidencia que en Soacha la gente quiere, respalda y confía en las Fuerzas Militares. Los ciudadanos reclaman la presencia del ejército. No quieren que por ningún motivo se retiren “las bases de patrullaje” que comenzaron funcionando en carpas y precarias construcciones con tejas de zinc. El general anunció que se comenzará a edificar sus instalaciones, para que sean permanentes.

Una abuela pidió el traslado de un hermano de las víctimas que está en Cimitarra a una guarnición militar cercana a Bogotá para que su familia pueda visitarlo, eso sí, advirtiendo que estaban de acuerdo en que prestara el servicio militar.

En Soacha, como en el Ejército, durante muchas navidades se recordará esta amarga experiencia, pero a diferencia de los “falsos positivos” que se registran desde los años 80, estos asesinatos desataron la más grande crisis en la institución en los últimos años, que comienza a reflejarse favorablemente en informes como los del CINEP o en el generoso reconocimiento de José Fernando Isaza, rector de la Universidad Jorge Tadeo Lozano y fuerte crítico del gobierno, a los avances en materia de derechos humanos de las Fuerzas Militares.

Al final, queda clara la importancia del perdón, de dignificar a las víctimas, conocer la verdad y de que los culpables respondan ante la justicia. A diferencia de lo que el Movimiento de Víctimas de Crímenes de Estado MOVICE y organizaciones de derechos humanos que, según el personero, se oponen a estos encuentros, tales reuniones son indispensables no solo para las madres y las familias de los jóvenes asesinados, sino para que nunca más se repita esta cruel historia.

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sábado, diciembre 26, 2009

HABLAR DE CANO EN EUROPA

Alfonso Cano
Publicado el 26 de diciembre de 2009
RAFAEL GUARÍN

Exótica la propuesta del Cardenal Dario Castrillón de dialogar con Alfonso Cano en Europa, pero mucho más absurdo el supuesto "aval" del gobierno colombiano. ¿Se levantaran las ordenes de captura en ese continente y en Colombia? ¿El presidente Uribe le expedirá una especie de "salvoconducto"? ¿Lo llevaran en avión diplomático?

En la práctica es reconocerle a las Farc una legítima vocería política y hacerlo, nada más ni nada menos, que en la Unión Europea. Es muy difícil no recordar al periplo del gobierno Pastrana con Raúl Reyes de la mano por el viejo continente.

Uno de los pilares fundamentales de la Política de Seguridad Democrática es precisamente no conceder estatus político alguno a las Farc, entre otras cosas, debido a su vinculación con el natrcotráfico y su permanente acción contra la población civil.

Además, porque la guerra irregular es una lucha por la legitimidad. Reconocerlos como actores políticos es una ganancia enorme para ese grupo armado y un paso atrás inaceptable para la institucionalidad democrática. Es darle la razón a Hugo Chávez y una estupenda plataforma para quienes en Europa, como en América, reclaman la calificación de "fuerza beligerante" para la guerrilla.

Desde esa perspectiva el mensaje que envía la reunión es contraproducente y mina directamente las bases de la Política de Seguridad.

Mi impresión:

Álvaro Uribe sabe que no existen condiciones para adelantar un diálogo con las Farc hasta que esa guerrilla no manifieste su voluntad de abandonar la violencia, pero también conoce el esfuerzo de Cano y de sectores de la oposición por convertir el "diálogo y la negociación" en una bandera electoral, que en un momento dado pueda llevar a los colombianos a elegir un nuevo gobierno que apueste a ese camino.

Las consecuencias de ese escenario son las de reeditar las experiencias de Betancur y el Caguán, permitir de nuevo el fortalecimiento militar y político de las guerrillas, abrirles las puertas de la comunidad internacional y colocar en entredicho una política que sigue mereciendo el respaldo mayoritario de los ciudadanos.

El presidente puede pensar que la mejor manera de evitarlo es mostrando que con su gobierno sí se puede negociar; el problema es que el costo es demasiado alto y no se compensa con el objetivo electoral buscado.

Nota final: La facilidad de Alfonso Cano para llegar a Europa solo se explica porque estuviera en Venezuela. No es raro, pues el último video tuvo tecnologia imposible de acceder si se encontrara en el "Cañon de las Hermosas". ¿Será que el gobierno de Hugo Chávez lo llevaría en avión a Europa con pasaporte diplomático?

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jueves, diciembre 24, 2009

FELIZ NAVIDAD!!!

Estimado lector:

Reciba mi cordial saludo en estas fechas en que compartimos en familia la llegada de la navidad y de un nuevo año.

Quiero agradecerle por pertenecer a este grupo, por todos sus comentarios, sugerencias y observaciones hechas a las columnas. Por dedicar unos minutos a leerlas y a enterarse de las opiniones y análisis de los temas colombianos y del hemisferio.

Escribir no es una tarea fácil, mucho más cuando, como en mi caso, no soy una pluma privilegiada, lo que hace que sea más grato aún contar con su participación en el grupo.

En 2010 seguiremos escribiendo y espero poder contar con sus opiniones.

Reciba un fuerte abrazo de feliz navidad y próspero 2010, junto a su familia.

Rafael Guarín.

martes, diciembre 22, 2009

EL SECUESTRO DE LUIS FRANCISCO CUELLAR


RAFAEL GUARÍN
22 de Diciembre de 2009

El repudiable secuestro y asesinato de Luis Francisco Cuéllar, gobernador del Caquetá, provoca varias reflexiones:

1. Es una estupidez monumental. Es absurdo el raquítico esquema de seguridad que protegía al mandatario, mucho más tratándose de un departamento con alto nivel de presencia de las Farc.

2. La confianza mata. Pareciera que los exitosos resultados de la Política de Seguridad Democrática en la ciudad de Florencia, llevó a las autoridades a un exceso de confianza que terminó facilitando la acción de los terroristas. ¡Grave error! Además de ineptitud de la fuerza pública, demuestra que las Farc, nos guste o no, siguen en el sur de país con una gran capacidad operativa.

3. Falló la inteligencia y la acción preventiva. Es evidente que la guerrilla se empleará a fondo para desestabilizar al país antes de las elecciones. ¿Cómo es posible que obvios blancos, como el gobernador del Caquetá, no estuvieran suficientemente resguardados?

4. Esta acción terrorista persigue por los menos dos objetivos. El inmediato es crear la falsa idea de que la “Política de Seguridad Democrática” fracasó y que se requiere un nuevo gobierno que apueste a la negociación y al diálogo con las Farc, reconozca su carácter político y les otorgue legitimidad. Es volver al viejo y superado “DIALOGUISMO”.

5. El segundo objetivo es a mediano plazo: La guerrilla lejos de pensar en la liberación inmediata de los secuestrados, insiste en el llamado “Acuerdo Humanitario”, estimulada por fuerzas políticas y candidatos que convirtieron dicho “acuerdo” en bandera electoral. El secretariado de las Farc cree que un nuevo gobierno terminará concediéndoles esa demanda.

6. En consonancia con esto, es importante ser conscientes que comenzó una nueva ola de secuestros de dirigentes políticos e incluso de personas relevantes en otras actividades, como periodistas o dirigentes gremiales. Las Farc procurarán dar golpes que tengan impacto mediático. No se debe descartar un ataque a uno de los símbolos de las Fuerzas Militares, como la propia base de Palanquero o de Tres Esquinas.

7. Es importante develar esa estrategia a los ciudadanos. Los colombianos debemos mantener la firmeza contra el terrorismo. Doblegar esa voluntad es lo que persiguen las Farc. Saben que de lograrlo conseguirán quebrar la Política de Seguridad en las urnas, con la ayuda de cómplices que actúan camuflados en la legalidad.

8. Lo responsable sería un pacto de unidad nacional de todas las fuerzas políticas y los candidatos presidenciales, que garantice el mantenimiento de las líneas gruesas de la política de seguridad y reclame la liberación unilateral de los secuestrados, excluyendo expresamente cualquier acuerdo sobre el tema con los terroristas. Solo así, ante la pérdida de eficacia de su estrategia, las Farc abandonaran los secuestros con fines de “canje humanitario”, perderán la ventaja que sacan aprovechando las contradicciones propias de la lucha democrática y se les privará de recurrir al tiempo como un aliado.

9. A pesar de lo ocurrido, la decisión de ordenar el rescate militar es adecuada. Un directriz diferente lo único que lograría es enviar un mensaje de debilidad que promueva la realización de nuevos secuestros. Para preservar la libertad y la vida de los colombianos el gobierno no debe acceder al chantaje de los secuestradores.

10. Finalmente, los responsables de la seguridad del gobernador deben asumir consecuencias disciplinarias y políticas por su negligencia.

Nota: Muy diciente que Piedad Córdoba y “Colombianos y Colombianas por las Paz” no hayan rechazado este nuevo secuestro de las Farc. Quienes no lo condenan creen que no es un crimen, sino una acción legítima de la guerrilla, pues se trata de “prisioneros de guerra” en medio de un “conflicto social y armado”. Algo así como la frase de Patricia Lara, del Polo Democrático Alternativo: “Las Farc cometen crímenes pero no son criminales”.

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sábado, diciembre 19, 2009

VELETA LIBERAL


19 de diciembre de 2009


RAFAEL GUARÍN

Lo que está ocurriendo en el Partido Liberal solo se explica por desesperación electoral o ausencia de un acervo ideológico y político claro. Es muy difícil encontrar una explicación diferente al hecho de que ese partido caiga en tantas y tan profundas contradicciones.

La acción política de cualquier partido debe esforzarse por ser consistente, si con ella en realidad se busca convertirse en una alternativa de poder. En el caso liberal se ha ejercido la oposición con resultados bastante precarios, lo que se refleja en el bajísimo nivel de apoyo que registran las encuestas respecto a su candidato presidencial, cifra sin antecedente en los últimos 80 años. Pero la situación tiende a agravarse cuando el partido envía mensajes que ratifican que carece de fundamentos programáticos y que en su acción prima el antiuribismo sobre un proyecto político y una propuesta de modelo de sociedad.

Dos actuaciones recientes lo demuestran: La exhortación del expresidente Ernesto Samper de llevar al liberalismo a la izquierda, hoy colonizada por el Polo Democrático Alternativo, al tiempo que plantear una consulta interpartidista con Cambio Radical, es un absoluto absurdo. Pretende Samper que el liberalismo tiene coincidencias con el Partido Comunista Colombiano que mantiene en alto grado el control de la estructura del Polo, su consigna de la combinación de todas las formas de lucha y su favorabilidad a la acción violenta de los grupos armados ilegales (léase Farc y Eln), al tiempo que pretende un acuerdo político con la agrupación de Germán Vargas Lleras, que representa todo lo contrario.

Un segundo caso es el protagonizado por Rafael Pardo esta semana. Si bien tiene amplias facultades otorgadas por el Congreso Liberal para realizar contactos con miras a un acuerdo político que permita crear una “nueva mayoría”, su empleo no puede ser menos afortunado. Mientras se reúne y avanza en pactos con Cambio Radical, insiste en adelantar los mismos con el Polo Democrático.

La genial maniobra va a acabar con lo queda del liberalismo. La colectividad se sigue desinflando en medio del Polo y el Uribismo. El primero seguirá engullendo, cada vez más, a quienes se identifican con el ala de izquierda liberal, mientras el uribismo interpreta mucho mejor al 70% de miembros de ese partido, que sin dejar de sentirse liberales, prefieren las opciones que acompañan al gobierno.

Volviendo al principio, dicho escenario solo puede ser producto de la combinación de pánico electoral o vació programático. Aunque pienso que la razón de la inconsistencia liberal es peor: son los dos juntos, condimentado con una altísima dosis de antiuribismo. Así, nadie gana nunca una elección.

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viernes, diciembre 18, 2009

DESCONTROL JUDICIAL


Corte Suprema de Justicia

RAFAEL GUARÍN

El gobierno de Álvaro Uribe propuso en buena hora una reforma estructural a la rama judicial. A la luz de la teoría del estado social y democrático de derecho, tanto el choque entre las Cortes, como el de la Corte Suprema de Justicia con el gobierno, son consecuencia de problemas estructurales de la Constitución, especialmente en lo relacionado con el sistema de pesos y contrapesos y el control al que deben estar sometidas las autoridades públicas.

La principal característica del estado de derecho es el poder limitado, lo que se expresa a través del imperio de la ley y de la constitución, además del equilibrio e independencia de las ramas del poder público. A un régimen democrático repugna la existencia de instancias estatales carentes de control, pues ello las pone por encima del ordenamiento jurídico, en forma similar a los monarcas europeos anteriores a la revolución francesa.

En Colombia hay un evidente desequilibrio en los controles sobre los organismos del Estado. Mientras en algunos casos estos son efectivos, en otros, el déficit de los mismos se traduce en islas de impunidad o impunidad absoluta, sin duda una de las razones del actual desorden institucional.

El legislativo está sometido a controles efectivos. La mejor prueba es que muchos parlamentarios están en la cárcel, lo cual resalta la eficiencia del control judicial en materia penal. También las leyes y actos legislativos que expide el Congreso son objeto de revisión por parte de la Corte Constitucional. El Consejo de Estado ha privado de la investidura a quienes violaron el régimen de inhabilidades e incompatibilidades y el Ministerio Público los investiga disciplinariamente. Finalmente, los congresistas tienen también un control democrático que se traduce en la rendición de cuentas que significan los procesos electorales.

Respecto al ejecutivo, en cambio, existen islas de impunidad que hay que corregir. En la práctica el presidente carece de control disciplinario y penal, debido a que recae en una comisión de acusación de la Cámara de Representantes, que es inoperante, aunque está sometido al control democrático, ahora más con la posibilidad de la reelección. Por su parte, los ministros y directores de departamentos administrativos que conforman gobierno con el presidente, sí son objeto de investigaciones disciplinarias y penales. Además, los actos administrativos son controlados por el aparato judicial.

Pero donde la impunidad es absoluta es en las altas cortes. Los controles simplemente no existen. Los magistrados carecen de la vigilancia disciplinaria y penal que debe ejercer la comisión de acusaciones. Por físico terror esa instancia es incapaz de abrir siquiera indagaciones preliminares en contra de los magistrados y quien ose hacerlo es inmediatamente investigado por la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia. Así, aunque los honorables magistrados prevariquen, nunca prevarican, aunque delincan jamás violan la ley.

Como si fuera poco, por su naturaleza, la Corte Suprema, para dar un ejemplo, no tiene control democrático, ni rinde cuentas ante los ciudadanos. Y la tutela, que es el mecanismo mediante el cual se puede ejercer control sobre las arbitrariedades que se cometan en una decisión judicial, es repudiada por esa corporación. Estos magistrados son los únicos colombianos que están por encima de la ley y de la Constitución y no están bajo control por parte de la ciudadanía, ni de ningún otro organismo del Estado.

Eso explica en parte los enfrentamientos entre las cortes y de la Corte Suprema con el ejecutivo.
La tranquilidad que da saber que obviar la Constitución no genera siquiera investigación, se convierte en una licencia para actuar caprichosamente, con criterio partidista y sin responsabilidad alguna. Muy grave son estos privilegiados funcionarios que gozan de impunidad oficial, pero más grave para el país son las consecuencias del poder sin control. No hay que olvidar que el poder corrompe y el poder absoluto, sin controles, corrompe absolutamente.

Es urgente, entonces, la necesidad de una reforma estructural a la Constitución. No se puede hacer a través del Congreso. Es imposible que el nuevo parlamento adelante las reformas cuando sobre este pende la guillotina judicial y la sostienen, no una justicia ciega, sino políticos vestidos de toga. La convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente es el mejor procedimiento, eso sí, garantizando que las reformas no afecten la competencia de la Corte Suprema respecto a las actúales investigaciones en materia de parapolítica y farcpolítica.

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lunes, diciembre 07, 2009

RECOMENDADO - IRAK - TERRORISMO YIHADISTA




EL FIN DE LA YIHAD EN IRAK Y SUS REPERCUCIONES A AMBOS LADOS DEL ATLÁNTICO

ARI - REAL INSTITUTO ELCANO

MANUEL R. TORRES SORIANO
ARI 163/2009 - 02/12/2009

Tema: ¿Qué repercusiones tendrá para la seguridad internacional la “desactivación” de la yihad en Irak y el previsible movimiento de terroristas hacia otros escenarios internacionales?



Resumen: La creciente estabilización de Irak, el cambio de Administración estadounidense y el anuncio de la próxima retirada de Irak del grueso de su contingente militar supondrán la desactivación de Irak como factor de transformación y movilización del movimiento yihadista y el cierre de un ciclo que tendrá repercusiones en la evolución de la amenaza terrorista. El propósito de este trabajo es analizar las causas que explican la “desactivación” de la yihad iraquí, y cuál es la previsible evolución de la amenaza yihadista, recurriendo para ello a una serie de analogías históricas. El previsible éxodo de terroristas yihadistas desde Irak hacia otros escenarios supondrá un agravamiento de la amenaza terrorista en algunas regiones, especialmente para el eje afgano-paquistaní, los “Estados fallidos” del mundo musulmán, y para los países del continente europeo.

Análisis

Introducción
La invasión de Irak en 2003 fue el detonante de una profunda transformación del movimiento yihadista global. La apertura de un nuevo “frente de la yihad” en el corazón del mundo árabe llevó aparejada la “resurrección” de una al-Qaeda en claro retroceso tras la pérdida de su santuario afgano y la neutralización de buena parte de su estructura organizativa internacional. La ocupación militar de este país musulmán reforzó su discurso y abrió la puerta al desarrollo de un movimiento terrorista mucho más horizontal y espontáneo. El inicio de la yihad en Irak (protagonizada tanto por foráneos como por extranjeros) no sólo arrojó al país a un caos de violencia y destrucción sino que se extendió su pernicioso influjo al resto de la geografía mundial, abriéndose un proceso de retroalimentación y refuerzo mutuo con aquellos frentes terroristas que aún permanecían abiertos como Afganistán, Chechenia y Argelia.

A lo largo de estos años, el movimiento yihadista global ha ido evolucionando a la sombra del conflicto iraquí, y bajo la dirección estratégica de una al-Qaeda cada vez más fuerte e influyente. Sin embargo, en estos años los yihadistas no sólo han ido perdiendo terreno en el país árabe, sino que la facción iraquí de al-Qaeda se encuentra en una situación de marginación creciente y pérdida de influencia en el desarrollo de los acontecimientos. La creciente estabilización de Irak, el cambio de Administración estadounidense y el anuncio de la próxima retirada de Irak del grueso de su contingente militar supondrán la desactivación de Irak como factor de movilización del movimiento yihadista y, por tanto, el cierre de un ciclo que tendrá repercusiones en la evolución de la amenaza terrorista.

El propósito de este trabajo es analizar las causas que explican la “desactivación” de la yihad iraquí y cuál es la previsible evolución de la amenaza yihadista, recurriendo para ello a una serie de analogías históricas que nos permiten fundamentar una serie de intuiciones sobre el futuro más cercano.

Por qué ha fracasado al-Qaeda en Irak
Uno de los aspectos más sorprendentes de la debacle de al-Qaeda en Irak ha sido precisamente lo “cerca” que estuvo de alcanzar sus objetivos en este país. La organización terrorista, fundada por el jordano Abu Musab al Zarqawi y posteriormente adherida formalmente a al-Qaeda, tuvo la capacidad de transformarse en un tiempo récord desde un grupúsculo marginal a un temible adversario. Dicha organización suní fue oscureciendo y absorbiendo el resto de grupos insurgentes y redes terroristas que han operado en Irak, hasta el punto de convertirse en el principal enemigo de los planes de EEUU para la región y reinterpretar la resistencia violenta a este país en términos de una lucha dotada de legitimidad religiosa.

Recurriendo de manera decidida a las nuevas tecnologías, y con una mezcla de crueldad e ingenio, el grupo no sólo supo transmitir a una audiencia global la idea de que EEUU estaba perdiendo la guerra, sino que empujo a la potencia estadounidense a una situación cada vez más insostenible debido a su capacidad para desencadenar una guerra civil soterrada entre chiíes y suníes, que sumió al país en una cruenta anarquía. Durante cuatro años el balance era claramente favorable a los yihadistas, debido a la presión temporal y a la paralización de los esfuerzos estadounidenses por estabilizar y el país y apuntalar un Estado iraquí autosuficiente.

Sin embargo, esa tendencia no sólo quedó truncada a mediados de 2007, sino que el grupo inició un acelerado proceso de decadencia, convirtiéndose en un actor residual que difícilmente podrá desempeñar un papel relevante en el futuro. Dicha circunstancia ha sido fruto de la interacción de un amplio conjunto de factores, de los cuales citaremos los más destacados:

En primer lugar, debe mencionarse la capacidad del ejército estadounidense para implementar una estrategia contrainsurgente más eficaz frente a la extensión de las redes yihadistas en Irak. El ejército norteamericano ha mostrado históricamente una excesiva dependencia de su superioridad tecnológica y armamentística como eje de su acción, de ahí que haya una serie de años hasta adaptarse a la naturaleza de un enemigo asimétrico y esquivo. Después de cuatro años de estrategias fallidas en Irak, las tropas norteamericanas empezaron a resultar efectivas, al menos tácticamente. EEUU fue capaz de llegar a acuerdos (en ocasiones meras transacciones económicas) con las diferentes milicias armadas suníes para que se encargasen de la gestión de la seguridad de sus propios territorios y, lo que es más importante, se involucrasen en el combate contra los yihadistas “extranjeros” que operaban en sus zonas de influencia. Esta nueva beligerancia ha supuesto un duro revés para los miembros de al-Qaeda, que se han visto sometidos al hostigamiento de unas milicias que conocen el idioma y la geografía y cuentan con respaldo social.

Sin embargo, han sido las propias torpezas de la filial de Bin Laden las principales responsables de su incierto futuro. Al-Qaeda en Irak ha sufrido los efectos de una mala gestión de sus recursos y de la propia “fricción” que acompaña a todo enfrentamiento armado. Así, por ejemplo, en un documento interno elaborado por uno de sus “comandantes regionales” a modo de “lecciones aprendidas”, podemos encontrar un amplio catálogo de los errores de esta organización yihadista.[1] Entre ellos se encontraban el desconocimiento sobre Irak que tenían los yihadistas que llegaban al país, el recurso a los “poco fiables” contrabandistas sirios para trasladar personas y recursos, las expectativas infundadas que había creado la propaganda de al-Qaeda sobre cuáles serían los cometidos de los “voluntarios extranjeros” y la existencia de continuas tensiones entre “extranjeros” y combatientes locales, junto a un largo etcétera de errores que fueron minando las posibilidades de éxito de los miembros de al-Qaeda.

Sin embargo, más allá de los errores tácticos, el grupo terrorista ha cometido en un corto espacio de tiempo todo un sorprendente conjunto de errores estratégicos con repercusiones catastróficas:

1. El recurso a la violencia por parte de al-Qaeda en Irak alcanzó una amplitud y crueldad difíciles de digerir incluso para el público más radicalizado. Este grupo fue, por ejemplo, pionero en el secuestro y decapitación de rehenes con fines propagandísticos. La crudeza de estas imágenes llegó a generar contradicciones incluso en los más acérrimos defensores de la yihad global. Esta circunstancia llevó al número dos de la red terrorista, Ayman Al Zawahiri, a solicitar en una carta al líder de al-Qaeda en Irak que no difundiese más este tipo de imágenes, pues “no siempre eran bien entendidas” y dañaban la imagen de la yihad entre el mundo musulmán.[2] Sin embargo, los miembros de al-Qaeda en Irak no sólo han hecho alarde de su crueldad matando, descuartizado y torturado a las tropas de la coalición y a los miembros del ejército y la policía iraquí, sino que también han anatemizado a todos los chiíes, el sector mayoritario de la población iraquí, calificándolo de “apóstata” y, por tanto, merecedor de la más despiadada de las muertes. En esta línea, emprendió toda una serie de acciones terroristas cuyo principal objetivo era azuzar la llama del odio interreligioso y la guerra civil. Si bien al-Qaeda había disfrutado de un respaldo implícito por parte de un considerable sector de la opinión pública islámica, dispuesto a legitimar la violencia contra las tropas de la “ocupación”, dicho apoyo se ha difuminado cuando el grupo ha pretendido también justificar la violencia contra la población musulmana, los “métodos” elegidos por esta organización criminal para implementar su ideario tampoco han beneficiado mucho su intento por granjearse la simpatía y el respaldo de su base social. Lejos de la idealizada imagen de unos “guerreros islámicos” que sacrifican su vida para defender al islam y sus gentes, la realidad de sus acciones son las propias de una salvaje mafia. Sus miembros han robado indiscriminadamente, han secuestrado a civiles para cobrar rescates y se han apropiado de las propiedades de los chiíes expulsados de sus barrios.[3]

1. Al-Qaeda en Irak no sólo ha sido fundada y liderada por un no iraquí, sino que desde sus inicios sus filas se han nutrido de manera mayoritaria por musulmanes de otros países carentes de cualquier tipo de vinculación con este país árabe. Si para muchos de los grupos insurgentes que combaten la presencia estadounidense en Irak, su lucha tiene un altísimo componente de reafirmación nacionalista, para los muyahidín de al-Qaeda su lucha está vinculada a una guerra global que no conoce de fronteras y nacionalidades. Esto crea una importante brecha entre los miembros de al-Qaeda y la población a la que supuestamente proclama defender. Los iraquíes no pueden evitar contemplar con sospecha y cierta xenofobia el endeble vínculo que une a los muyahidín con la población iraquí, y prefieren dirigir sus lealtades hacia grupos insurgentes plenamente autóctonos, cuyo principal y casi exclusivo objetivo es la expulsión occidental del país, y no tanto avanzar en la islamización forzosa de la sociedad iraquí o la incorporación del país a una fantasmagórica entelequia califal. Consciente de este problema, al-Qaeda en Irak ha tratado, sin demasiado éxito, acentuar su identidad local a través del reclutamiento (y contratación) de militantes iraquíes y a través de una persistente campaña propagandística destinada a restar importancia al componente “extranjero” de la militancia yihadista en Irak.

1. Al-Qaeda ha sido sólo uno de los diferentes grupos terroristas e insurgentes que combaten la ocupación aliada en Irak. Sin embargo, ha sido capaz de ofrecer al mundo la imagen de ser la organización que lidera la “resistencia”, impregnando de un barniz islamista a toda la insurgencia iraquí. Durante sus primeros años, sus comunicados estaban repletos de llamamiento a la unidad de todos los musulmanes en Irak contra la ocupación “cristiana y judía”, llegando incluso a forjar algunas alianzas con grupos menores y llevar a cabo “acciones” conjuntas con los miembros de otras organizaciones insurgentes. Sin embargo, pronto quedó clara la naturaleza de su proyecto “unificador”. Al-Qaeda estaba más interesada en controlar toda la insurgencia y avanzar en la islamización forzosa de la sociedad iraquí que en lograr la expulsión de los estadounidenses. El grupo empezó a amenazar a todos aquellos iraquíes que no se uniesen a sus filas y proclamasen lealtad a sus líderes. Dando muestras de una desconcertante ceguera estratégica, el grupo pronto materializó sus amenazas, empezando a asesinar, secuestrar y torturar a los militantes de otras organizaciones suníes. Sin salir de su asombro por estas incomprensibles acciones de los yihadistas, muchos de estos grupos lanzaron comunicados exigiendo disculpas y una reparación por estos “criminales actos”. Sin embargo, los muyahidines, lejos de poner fin a este suicida enfrentamiento con sus potenciales aliados, han multiplicado el número de agresiones.

Las lecciones afganas
Volver la vista al Afganistán de los años 80 resulta tremendamente útil para tratar de anticipar cuál será el futuro más inmediato de Irak y, por extensión, qué va a suceder con los miles de yihadistas que han acudido a este país para combatir la yihad. Ambos países se han convertido en iconos para el islamismo radical, ambos episodios han sido interpretados como una invasión de la tierra islámica por parte de países infieles, y ambas situaciones han servido al islamismo más radical para legitimar religiosamente una guerra defensiva a la que debe responder cualquier musulmán, viva donde viva.

Al amparo de la yihad contra los soviéticos, miles de musulmanes sin contacto previo con estos países se integraron en algunas de las organizaciones insurgentes y terroristas que combatían la presencia extranjera. En el caso de Irak, este poder movilizador es sin duda mayor: un país situado en pleno corazón de la civilización musulmana y árabe, rodeado de numerosos enclaves sagrados e infinitamente más accesible que la remota y primitiva Afganistán.

Muchos de los muyahidín de los años 80 realizaron esta peligrosa travesía espoleados por sus propios países de origen, los cuales percibieron en este violento caos una oportunidad para reforzar sus credenciales islámicas, al tiempo que conseguían librarse de su población más radical. En el caso de Irak, muchos de los países que facilitaron la yihad en los 80 son ahora formalmente aliados de EEUU, o simplemente no pueden correr el riesgo de promover abiertamente la violencia en Irak. Sin embargo, ese no ha sido un obstáculo para que estos regímenes políticos hayan facilitado la emigración de su población más radical, con la esperanza de que mueran combatiendo o que no regresen nunca más a sus países de origen.

En ambos países los yihadistas extranjeros se instruyeron y adquirieron formación militar y experiencia de combate. Sin embargo, mientras que en Afganistán, los árabes-afganos tuvieron una participación menor en la lucha contra los soviéticos, en el caso de Irak, los yihadistas extranjeros son mucho más letales y peligrosos. Los yihadistas extranjeros han entrado en combate directo contra algunas de las mejores unidades militares del mundo. Han sido capaces de minimizar la importancia del fuerte blindaje y la superior potencia de fuego de las unidades enemigas. Han adquirido los conocimientos necesarios, y una más que acreditada experiencia en la fabricación de los más diversos y efectivos artefactos explosivos, la construcción de coches-bomba, la utilización de todo tipo de armamento de guerra, la realización de secuestros, el asesinato de objetivos altamente protegidos e incluso el derribo de aeronaves.

A diferencia de sus toscos predecesores en Afganistán, son una generación que se mueve con facilidad en un entorno tecnológico. El bagaje adquirido les convierte en sujetos con una capacidad de “autoaprendizaje terrorista” real. Algo que les cualifica para sacar partido y poner en práctica el conocimiento disponible en Internet, a diferencia de lo que sucede con la mayoría de los terroristas amateur, incapaces de hacer operativa un tipo de información que requiere un bagaje terrorista previo y una destreza adquirida en los entornos más hostiles. Por otro lado, el uso de la red ha facilitado enormemente su coordinación, y sobre todo la explotación propagandística de sus logros. Los yihadistas “iraquíes” comprenden y saben sacar partido a la cultura audiovisual predominante, lo cual se ha convertido en un multiplicador de fuerza que les permite dominar el relato del conflicto y proyectar al exterior una imagen de fortaleza y durabilidad muy superior a sus capacidades reales.

Sin embargo, lo más interesante, y a la vez lo más útil del paralelismo afgano, es comprobar que sucedió una vez que las tropas extranjeras se retiraron del campo de batalla. El repliegue de la URSS fue interpretado por los yihadistas como una rotunda victoria propia, a pesar de su modesta contribución a la derrota de la potencia comunista. Sin embargo, esta situación lejos de suponer el fin del conflicto, implicó el inicio de un nuevo ciclo de violencia entre las diferentes facciones que con anterioridad habían combatido al enemigo común. Los yihadistas, pronto se desencantaron con la nueva situación, ya que ninguno de los contendientes luchaba por la imposición de un régimen político fundamentalista. Gran parte de los muyahidín que habían acudido a Afganistán movidos por la idea romántica de una yihad contra los infieles no estaban dispuestos a prolongar su estancia tomando partido por alguna de las facciones existentes. Se inició así una nueva emigración que supuso el punto de inicio del moderno terrorismo yihadista y la aparición de la propia al-Qaeda.

Muchos de estos combatientes decidieron buscar nuevos frentes en los cuales dar continuidad a esta lucha sin fronteras en defensa del islam, como, por ejemplo, Bosnia y Chechenia. Los que tuvieron ocasión regresaron a sus países de origen lo hicieron bajo una aureola de heroísmo y compromiso en defensa de la yihad. La experiencia vivida y la radicalización religiosa y ideológica que todos ellos experimentaron tras su paso por el frente afgano les hizo mucho más beligerantes contra la situación política en sus países y decidieron crear o integrarse en organizaciones armadas para forzar un cambio violento de régimen. Muchos de estos gobernantes, conscientes del peligro que podría suponer este regreso, obstaculizaron la repatriación o directamente encarcelaron o eliminaron a los “árabes-afganos”. Esto motivó la reubicación de algunos de ellos en otros países, algunos de ellos occidentales, manteniendo siempre vivos los lazos de hermandad y conocimiento mutuo, a la espera de una nueva causa que justificase su activismo.

Previsiblemente, una vez que se produzca la retirada de EEUU de Irak, el país perderá su “atractivo” como destino para las nuevas generaciones de yihadistas. La situación que deja EEUU tras su marcha se asemeja mucho al Afganistán de principios de los 90. Los yihadistas extranjeros son una facción más dentro de una sociedad enormemente fragmentada. Ni durante la ocupación, ni después de ellas los muyahidín han tenido, ni tendrán, capacidad para convertirse en un grupo predominante capaz de hacerse con el control efectivo del país. Ninguno de los otros actores, incluyendo el gobierno iraquí y las diferentes milicias y facciones tribales, tienen la capacidad para imponerse sobre el resto. Lo cual hace muy probable una continuación de la violencia, esta vez por la búsqueda de supremacía política y control de los recursos del país. Se trata de un escenario escasamente apetecible desde una óptica islamista, lo cual no sólo detendrá la llegada de nuevos combatientes, sino que supondrá el inicio de una nueva emigración yihadista. La pregunta claves es: ¿hacia dónde se producirá ese movimiento?

Conclusiones: La apertura del frente iraquí supuso una catastrófica desviación de la atención política y de una serie de recursos críticos dedicados a la “guerra contra el terrorismo: traductores, analistas, agentes de campo, comandos de operaciones especiales y todo tipo de recursos destinados a la generación de inteligencia de señales e imágenes, lo que perjudicó enormemente la posibilidad de neutralizar los restos del núcleo originario de al-Qaeda, otorgando una tregua tácita a los restos del movimiento talibán, que pudo recomponerse y lanzarse de nuevo a la ofensiva contra la escasa presencia militar aliada. La nueva Administración Obama ha declarado su intención de remediar esta situación devolviendo la prioridad a Afganistán, que verá incrementado su contingente militar y de inteligencia. Si bien esto permitirá a EEUU volver a pasar a la ofensiva contra la creciente insurgencia talibán y contra las actividades de las numerosas redes yihadistas de la zona, el legado iraquí seguirá siendo determinante para entender cómo evolucionará la situación en este país asiático.

El magnetismo de la yihad en las calles de Bagdad “enfrió” las actividades de numerosas redes regionales, con dificultades crecientes para convencer a sus seguidores de por qué la yihad en lugares tan dispares como Argelia, Libia, Siria, Arabia Saudí o Filipinas debía anteponerse a la necesidad de repeler la invasión “cristiana” de una tierra islámica. Si bien con la retirada estadounidense la ocupación occidental de Irak habrá dejado de ser la causa que permite alimentar las filas de las organizaciones yihadistas, más de seis años de “yihad en la tierra de los Dos Ríos” ha creado una nueva generación de muyahidín dispuestos a dar continuidad a sus proyectos vitales, y que buscarán nuevos frentes para seguir combatiendo hasta la victoria definitiva.

Afganistán habrá quedado como el principal elemento de agravio para el movimiento yihadista. Tras la marcha de Irak, el país asiático se habrá convertido (con la particular excepción de Líbano, relativamente fuera de la órbita de influencia del radicalismo suní) en la única tierra musulmana que sigue “ocupada” por infieles. La creciente fortaleza que ha adquirido en los últimos años el movimiento talibán y una reconstituida al-Qaeda ha vuelto a convertir en factible una expulsión humillantes de los occidentales, a semejanza de la expulsión de los soviéticos en la década de los 80. Es, por tanto, previsible que aquellos que están dispuestos a seguir combatiendo directamente al enemigo cruzado acudan al país asiático, dando nuevos bríos a esta insurgencia terrorista.

No obstante, no todos los yihadistas estarán dispuestos a perpetuar su vida de combatientes, y algunos de ellos se replantearán su reubicación en otros escenarios en los cuales proseguir sus vidas, o seguir contribuyendo a la yihad con un menor nivel de compromiso como facilitadores, reclutadores, financiadores o simplemente propagandistas. No obstante, otros buscarán abrir nuevos frentes, o reactivar la lucha en aquellos otros lugares donde ésta ha perdido vigor.

A diferencia de lo sucedido con la yihad afgana de los 80, es improbable que ningún país musulmán esté dispuesto a ofrecerles refugio seguro como sucedió con Pakistán y Sudán en la década de los 90. En cuanto a sus respectivos países de origen, principalmente Arabia Saudí, Libia, Argelia y Marruecos, lejos de recibirles como a héroes, llevan tiempo concienciados sobre la potencial amenaza que representan. Sus fuerzas de seguridad tienen ahora una mayor capacidad para neutralizar a estos sujetos en la medida en que es difícil que su retorno a sus respectivos barrios y aldeas pase desapercibido para la población local.

Es más viable que este “éxodo” se lleve a cabo en aquellos territorios con población musulmana que se pueden catalogar de “Estados fallidos”, o que simplemente no tienen capacidad para ejercer un control pleno y efectivo sobre el territorio, como, por ejemplo, Somalia y Yemen. Los yihadistas tienen allí la oportunidad de utilizar las zonas donde no llega la autoridad estatal para reagruparse y establecer bases seguras desde las cuales emprender nuevas ofensivas dentro y fuera del territorio nacional.

Fuera del mundo musulmán, EEUU es el país que menos teme a ese retorno. Cruzar el océano significa emplear medios de transporte que, como el avión, permiten un mayor y más exhaustivo control sobre la identidad de los pasajeros, incluso aunque estos intenten emplear una identidad falsa. EEUU es uno de los países con mayor capacidad para ejercer un control efectivo sobre sus fronteras, una capacidad que no ha cesado de incrementarse tras los atentados de 2001. La enorme cantidad de recursos y medios tecnológicos destinados a este fin ha permitido, por ejemplo, que ocho años después del 11-S ninguna célula externa haya sido capaz (o haya intentado) penetrar en el país para realizar un atentado.

De hecho, serán los países europeos algunos de los principales perjudicados por esta peligrosa migración. A pesar de la concienciación de la policía y la inteligencia de estos países, la UE continua presentando una frontera permeable, repleta de puntos débiles debido a la aún imperfecta coordinación entre los países miembros, y la dificultad de ejercer un control exhaustivo sobre los crecientes flujos migratorios que penetran legal y ilegalmente en territorio comunitario. Penetrar en las comunidades musulmanes europeas ofrece un anonimato y una serie de garantías jurídicas para pasar desapercibido, lo que convierte a estos países en un entorno mucho más seguro que los diferentes países musulmanes.

Manuel R. Torres Soriano
Profesor de Ciencia Política en la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla
[1] Véase Brian Fishman (2009), “Dysfunction and Decline: Lessons Learned from Inside Al‐Qa’ida in Iraq”, Harmony Project – The Combating Terrorism Center at West Point, 16/III/2009, http://www.ctc.usma.edu/harmony/Dysfunction.asp.

[2] Carta de Ayman Al Zawahiri a Abu Musab Al Zarqawi, difundida por el ejército americano en octubre de 2005, http://www.weeklystandard.com/Content/Public/Articles/000/000/006/203gpuul.asp.

[3] Véase Mohammed M. Hafez (2007), “Al-Qa’ida Losing Ground in Iraq”, CTC Sentinel, vol. 1, nº 1, http://www.ctc.usma.edu/sentinel/CTCSentinel-Vol1Iss1.pdf.