domingo, marzo 22, 2009

OBAMA Y LA LEGÍTIMA DEFENSA DE COLOMBIA



EL NUEVO HERALD - Publicado el domingo 22 de marzo de 2009.

By RAFAEL GUARIN

Según el ministro de Defensa de Colombia, Juan Manuel Santos, es legítima defensa ''golpear a terroristas que sistemáticamente están atentando contra la población de un país, así estos no se encuentren dentro de su territorio''. Tales declaraciones produjeron urticaria en los presidentes de Ecuador y Venezuela. Rafael Correa anunció que ''si el gobierno colombiano continúa con [esas] doctrinas nos encontrará preparados'' y Hugo Chávez amenazó con mandar ``prender los aviones Sukhoi y los tanques de guerra''.

Conocedores de las reglas de la propaganda de guerra, ambos mandatarios se colocaron desde el principio en papel de víctimas. Así, esas advertencias militares se presentan como el derecho de defensa ante un estado agresor. Una hábil maniobra que esconde la realidad del juego político y militar en la región.

Pero las cosas hay que ponerlas al derecho. Colombia y su política de combate a las guerrillas y al narcotráfico no son una amenaza para nadie, excepto para esos grupos y sus aliados. Segundo, el bombardeo no fue una agresión contra la soberanía, la integridad territorial o la independencia política de Ecuador, sino una operación antiterrorista. Además, fue la última alternativa ante la falta de cooperación en la lucha contra el terrorismo por parte de la administración de Correa.

No hay que olvidar que el gobierno colombiano reiteradamente le informó sobre la ubicación de campamentos de las FARC, igual que hizo con Venezuela: el propio Alvaro Uribe en 2007 le notificó personalmente a Hugo Chávez, con testigos de por medio, las coordenadas del lugar en que se ocultaba en ese país Iván Márquez. Por supuesto, no ocurrió nada, sus gobernantes convirtieron esos territorios en santuarios de las FARC. Aún cabecillas farianos y del ELN encuentran en ellos refugio.

Retomando el discurso de Chávez, el ministro de Defensa ecuatoriano, Javier Ponce, afirmó que su país sólo restablecería relaciones con Colombia cuando ''renuncie a esa rémora de la doctrina de Bush''. El problema para Chávez y Correa es que esa doctrina es ahora la del presidente Barack Obama. Recordemos:

Durante la crisis de marzo de 2008 Obama respaldó abiertamente el bombardeo a las Farc en territorio ecuatoriano. Como lo resaltó en una entrevista su asesor para América Latina, Frank Sánchez, ``ni Bush habló tan abiertamente apoyando a Uribe en eso''.

En mayo de 2007 dijo en Miami que respaldaría el derecho de Colombia de atacar a los terroristas que se encontraran en otros países y que ''haremos que se aclare cualquier apoyo que otros vecinos estén dando a las FARC''. El presidente Obama no se quedó ahí: ese ``comportamiento debe ser expuesto a la condena internacional, aislamiento regional, y, si se necesita, fuertes sanciones. No se puede tolerar.''

La cuestión es que ''el comportamiento'' al que alude el presidente estadounidense no ha cambiado. Hace sólo unos días ante el Comité de las Fuerzas Armadas del Senado, el director de la Agencia de Inteligencia para la Defensa, teniente general Michael Maples, reconoció que el presidente Chávez todavía apoya a las FARC. Las declaraciones del presidente Uribe sobre que miembros de la cúpula guerrilla están en el exterior tiene nombre propio: Venezuela.

Es natural que a Chávez le pase un escalofrío y arme escándalo. Hace tan sólo unos días Obama dijo al New York Times estar de acuerdo, en determinadas situaciones, en capturar terroristas en el extranjero sin contar con la colaboración del país en que se esconden y operan. Específicamente cuando ese país no está ''dispuesto a perseguirlo''. Nada más parecido a lo ocurrido con el gobierno de Correa respecto a Raúl Reyes o lo que sigue sucediendo en Venezuela con parte de la cúpula fariana y del ELN.

La soberanía, a que se apela para impugnar operaciones antiterroristas en territorio foráneos no es absoluta y es una garantía para la existencia e independencia del estado, no una gabela para violentar el derecho internacional, en este caso, las normas que obligan a los gobiernos a luchar contra el terrorismo y que los inhiben de ``organizar, instigar, ayudar o participar en actos de terrorismo en otro estado o de consentir actividades organizadas dentro de su territorio encaminadas a la comisión de dichos actos''.

El año pasado Obama indicó a la agencia EFE que antes de un diálogo diplomático serio con Venezuela se debía conocer ''por completo'' la relación de su gobierno con las FARC. Lo mismo debería aplicarse frente a Ecuador. Presidente Obama, ya es hora que cumpla su promesa de campaña y le pida cuentas a Chávez y a Correa.

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