Publicado el 26 de diciembre de 2009
RAFAEL GUARÍN
Exótica la propuesta del Cardenal Dario Castrillón de dialogar con Alfonso Cano en Europa, pero mucho más absurdo el supuesto "aval" del gobierno colombiano. ¿Se levantaran las ordenes de captura en ese continente y en Colombia? ¿El presidente Uribe le expedirá una especie de "salvoconducto"? ¿Lo llevaran en avión diplomático?
En la práctica es reconocerle a las Farc una legítima vocería política y hacerlo, nada más ni nada menos, que en la Unión Europea. Es muy difícil no recordar al periplo del gobierno Pastrana con Raúl Reyes de la mano por el viejo continente.
Uno de los pilares fundamentales de la Política de Seguridad Democrática es precisamente no conceder estatus político alguno a las Farc, entre otras cosas, debido a su vinculación con el natrcotráfico y su permanente acción contra la población civil.
Además, porque la guerra irregular es una lucha por la legitimidad. Reconocerlos como actores políticos es una ganancia enorme para ese grupo armado y un paso atrás inaceptable para la institucionalidad democrática. Es darle la razón a Hugo Chávez y una estupenda plataforma para quienes en Europa, como en América, reclaman la calificación de "fuerza beligerante" para la guerrilla.
Desde esa perspectiva el mensaje que envía la reunión es contraproducente y mina directamente las bases de la Política de Seguridad.
Mi impresión:
Álvaro Uribe sabe que no existen condiciones para adelantar un diálogo con las Farc hasta que esa guerrilla no manifieste su voluntad de abandonar la violencia, pero también conoce el esfuerzo de Cano y de sectores de la oposición por convertir el "diálogo y la negociación" en una bandera electoral, que en un momento dado pueda llevar a los colombianos a elegir un nuevo gobierno que apueste a ese camino.
Las consecuencias de ese escenario son las de reeditar las experiencias de Betancur y el Caguán, permitir de nuevo el fortalecimiento militar y político de las guerrillas, abrirles las puertas de la comunidad internacional y colocar en entredicho una política que sigue mereciendo el respaldo mayoritario de los ciudadanos.
El presidente puede pensar que la mejor manera de evitarlo es mostrando que con su gobierno sí se puede negociar; el problema es que el costo es demasiado alto y no se compensa con el objetivo electoral buscado.
Nota final: La facilidad de Alfonso Cano para llegar a Europa solo se explica porque estuviera en Venezuela. No es raro, pues el último video tuvo tecnologia imposible de acceder si se encontrara en el "Cañon de las Hermosas". ¿Será que el gobierno de Hugo Chávez lo llevaría en avión a Europa con pasaporte diplomático?
www.politicayseguridad.blogspot.com
Exótica la propuesta del Cardenal Dario Castrillón de dialogar con Alfonso Cano en Europa, pero mucho más absurdo el supuesto "aval" del gobierno colombiano. ¿Se levantaran las ordenes de captura en ese continente y en Colombia? ¿El presidente Uribe le expedirá una especie de "salvoconducto"? ¿Lo llevaran en avión diplomático?
En la práctica es reconocerle a las Farc una legítima vocería política y hacerlo, nada más ni nada menos, que en la Unión Europea. Es muy difícil no recordar al periplo del gobierno Pastrana con Raúl Reyes de la mano por el viejo continente.
Uno de los pilares fundamentales de la Política de Seguridad Democrática es precisamente no conceder estatus político alguno a las Farc, entre otras cosas, debido a su vinculación con el natrcotráfico y su permanente acción contra la población civil.
Además, porque la guerra irregular es una lucha por la legitimidad. Reconocerlos como actores políticos es una ganancia enorme para ese grupo armado y un paso atrás inaceptable para la institucionalidad democrática. Es darle la razón a Hugo Chávez y una estupenda plataforma para quienes en Europa, como en América, reclaman la calificación de "fuerza beligerante" para la guerrilla.
Desde esa perspectiva el mensaje que envía la reunión es contraproducente y mina directamente las bases de la Política de Seguridad.
Mi impresión:
Álvaro Uribe sabe que no existen condiciones para adelantar un diálogo con las Farc hasta que esa guerrilla no manifieste su voluntad de abandonar la violencia, pero también conoce el esfuerzo de Cano y de sectores de la oposición por convertir el "diálogo y la negociación" en una bandera electoral, que en un momento dado pueda llevar a los colombianos a elegir un nuevo gobierno que apueste a ese camino.
Las consecuencias de ese escenario son las de reeditar las experiencias de Betancur y el Caguán, permitir de nuevo el fortalecimiento militar y político de las guerrillas, abrirles las puertas de la comunidad internacional y colocar en entredicho una política que sigue mereciendo el respaldo mayoritario de los ciudadanos.
El presidente puede pensar que la mejor manera de evitarlo es mostrando que con su gobierno sí se puede negociar; el problema es que el costo es demasiado alto y no se compensa con el objetivo electoral buscado.
Nota final: La facilidad de Alfonso Cano para llegar a Europa solo se explica porque estuviera en Venezuela. No es raro, pues el último video tuvo tecnologia imposible de acceder si se encontrara en el "Cañon de las Hermosas". ¿Será que el gobierno de Hugo Chávez lo llevaría en avión a Europa con pasaporte diplomático?
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Con todo el respeto que se merece la iglesia, creo que todo contacto que insinúe aunque sea una muestra de reconocimiento, es inaceptable. Si el gobierno autorizó la iglesia para hacer acercamientos, debe hacerlos en el país, el salvo conducto también trabaja aquí.
ResponderBorrarLas Farc necesitan aceptar que el pueblo no está con ellos, no nos sentimos representados por ellos, de hecho yo como ciudadano siento que es un abuso que este grupo trate de representarme sin mi consentimiento. Históricamente los rebeldes para triunfar, necesitan el apoyo popular y en Colombia no tenemos ni o uno ni lo otro, son rebeldes pero mafiosos y terroristas sin fundamento político y el apoyo que tienen es tan mínimo, que se reduce a los que ellos engañan y obligan a pensar como ellos. La negociación es una sola, para rendirse incondicionalmente y debe suceder aquí en la plaza pública, donde se entregan los secuestradores y terroristas cuando ya no les queda más.
Eso suena muy interesante querido Germán, pero la realidad colombiana es más compleja de lo que es el blanco y negro. La narcoguerrilla perdió sus ideales y valores políticos originales, hace tanto tiempo que hasta el M19 les sacó la vuelta por no tener capacidad de representación popular. El principal aliciente que ellos tienen para seguir en lo que hacen, es que ellos como algunos en los planos nacional e internacional creen que vivimos en un narcoestado, la palabra no es nueva, en realidad vivimos en otra guerra de carteles, a las cuales tampoco hemos sido ajenos en el pasado. La justificación de las Farc radica en la evidencia irrefutable del pasado que liga los grupos paramilitares y sus patrocinadores al gobierno de turno y lo que ellos representan. El agravante principal de esta guerra es que hay evidencia que liga a los paracos con el extinto cartel de Medellin. Siendo así las cosas, estamos viendo una versión moderna del Padrino III. Basado en películas y novelas, estos dos grupos deben de reunirse bajo un Capo di tutti capi y negociarlos territorios. Pero basado en la realidad, uno de estos grupos se ha tranzado con el Departamento de Justicia de los EEUU, lo que no abre espacio para ninguna negociación. Así que la guerra estúpida seguirá, unos aferrados en su inferioridad a cientos de secuestrados y tácticas oscuras con el soporte cuestionado de Venezuela, Cuba, Nicaragua y otros.
ResponderBorrarMientras que los otros continuarán tratando de salvar la inseguridad democrática manejada por el pentágono.
Es obvio que cualquier salvoconducto para un eventual encuentro en Europa solo le daría una aprobación que al gobierno colombiano ni le interesa, ni le conviene, especialmente después del asesinato vil del gobernador. Las Farc no tienen capacidad para abanderar nada ni a nadie para cambiar este gobierno, a pesar de los incansables apoyos de Venezuela y Cuba. Lo que si abre la posibilidad de que Venezuela lo escolte a tierras lejanas, dejando al descubierto la política real de Chávez. Más allá de esto, hay que entender que en Colombia en este momento, no hay una fuerza de oposición solidificada y que ofrezca una opción válida para el ciudadano común. La seguridad democrática es muy popular, a pesar del gran descontento por el alto nivel de corrupción en el gobierno.
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