Publicado en Semana.com Septiembre 26 de 2012.
RAFAEL GUARÍN
La algarabía generada con los
anuncios del gobierno y de las FARC sobre una agenda de negociación que permita
la terminación del "conflicto armado", más la gigantesca campaña
mediática desplegada para que eso detuviera la caída en las encuestas del
Presidente Santos, ha ocultado lo que ha venido pasando en estos 20 días.
El texto del acuerdo de agenda proyecta
lucecitas que podrían dar sentido a la fascinación de analistas, medios y
políticos (no del pueblo colombiano) con la idea de que ahora sí, por
fin, se va a producir un acuerdo de paz.
Primero, la agenda escrita está limitada
drásticamente respecto a la acordada en La Machaca, entre Andrés Pastrana y
Tirofijo, en mayo de 1999. No sólo se redujo de once puntos programáticos a dos,
sino que el texto ya no conviene en "fundar un nuevo Estado", ni en
que las negociaciones deben conducir a una "Nueva Colombia", lo cual aparentemente
puede demostrar que se doblegó la voluntad de lucha de las FARC.
Y, segundo, algo aún más relevante
q ha pasado inadvertido en las informaciones de prensa y en el ejercicio
intelectual de los analistas: las FARC cambiaron por primera vez, al menos
en el documento, la lógica del empleo de la violencia. ¿A qué me refiero?
Durante casi 50 años han dicho que la terminación del “conflicto” sólo será
posible cuando cesen las “causas estructurales que le dieron origen”, es decir,
los problemas económicos, sociales y políticos que retóricamente agitan como
razón para existir. Empero, en la agenda con el gobierno invierten ese
razonamiento. Ahora, anuncian que se debe terminar el conflicto para construir
la paz, lo que significa acabar con la confrontación violenta para trabajar en
la superación de las “causas que le dieron origen”.
Pero esas lucecitas se vienen
apagando. Cada día que pasa las FARC develan que la agenda no es la que está
escrita. Las intervenciones de Timochenko, Calarcá, Jaramillo, París y Granda
lo que indican es que en la negociación de la agenda se contemplaron nuevos
temas que, si bien no son explícitos, si están y caben en la misma. Esto avisa
sorpresas y convierte en escepticismo lo que en principio pudo verse como un
avance al pactarse una agenda restringida.
Los voceros de FARC han anunciado en
estos 20 días al menos cuatro cosas que se
tratarán en la agenda y que no están así escritas: Tratados de libre comercio,
sector minero y petrolero, reforma a la fuerza pública, reducción del Ejército,
doctrina de seguridad bolivariana (H. Chávez) y reformar las instituciones
políticas.
Sin duda, esto comenzará a poner nerviosos a industriales y
comerciantes. También a la inversión privada nacional y extranjera. Creyeron
que el problema ya no era con ellos, sino únicamente con los agricultores, ganaderos
y palmeros. Al igual, que un acuerdo se conseguiría repartiendo tierra y ganado.
¡No! La paz que aparece en la verdadera agenda de Santos y las FARC no será
gratis. El tufo de la revolución bolivariana será cada vez más es evidente.
Cabe preguntar: ¿Para facilitar un
ambiente en la opinión pública favorable al proceso el gobierno acordó una agenda
pública y otra no escrita? ¿O las FARC hábilmente cedieron a una agenda escrita
restringida sólo para sentar al Gobierno a negociar y atraparlo? En cualquier
caso no estamos ante un buen augurio.
Por otro lado, faltan aún dos semanas para la pomposa
instalación de la mesa de negociación, acto de relegitimación internacional de
las FARC, en Oslo. A este ritmo, si los cabecillas terroristas siguen dando
entrevistas (ojalá para que los ciudadanos sepamos realmente que fue lo
pactado) la mesa de negociación tendrá una agenda igual a la del Cagúan. Esperemos
que el Presidente Santos tenga bien amarrados los pantalones y se levante de la
mesa si las FARC deciden ampliar a su arbitrio la agenda escrita de
negociación.
Finalmente, ¿si el Gobierno ya
reconoció legitima a las FARC para definir con ellas la agenda rural y el
tratamiento jurídico a los militares (Marco Jurídico para la Paz), porque
entonces no es igual de legítima para negociar todo lo relacionado con los TLC,
la minería, el petróleo, la propiedad, la fuerza pública o lo que les venga en
gana?
¡Qué pena decirlo! Pero eso le pasa al Presidente por
reconocer legitimidad política a un grupo criminal, empoderarlo para negociar
temas de país y pactarlo así en una agenda, que solo debería referirse a los
detalles de la desmovilización y entrega de armas.
*Exviceministro de Defensa
Todo lo que expone en su blog, si no me equivoco, es exactamente la misma percepción que tenemos muchos. La gran preocupación: Si estando reunidos para una "negociación", ¿por qué no hubo un alto al fuego por parte de la militancia FARC en Colombia?, ¿existe entonces la posibilidad de la impunidad para los capos de las Farc?, ¿cuánto más afectará al pueblo Colombiano, de no acceder a las peticiones de tales personajes?.
ResponderBorrarAl parecer, el único diálogo de ellos, es entonces ¿un monólogo?
OLIRUBIANO
ResponderBorrarDr. Rafael Guarin gracias por los aportes y abrir los ojos de muchos.. Ya lo vemos comprometido y como un potencial merecedor de llevar la bandera De la Seguridad Democratica y las riendas del Pais.. la buena planeacion es importante y lo necesitamos, el pais tiene muchos bemoles (rama judicial, ahora otra vez la ejectuvia y ni se diga de la legislativa) y hay que planear bien como contrarestar a los aparecidos problemas del pasado y a los amigos de pacticos de caballeros y hacer el pais sotenible y viable. Lo veo como un lider Dr. Rafael Guarin. Gracias