ÁLVARO URIBE VÉLEZ
La paz es efímera y la violencia recurrente cuando se confunde perdón con impunidad.
Más inseguridad, más Farc y nula desmovilización individual.
Haber debilitado la seguridad por buscar el diálogo con el terrorismo ha producido llegar a la mesa con la Farc recrudecida, sin ánimo de cese de actividades criminales. De haber continuado con autoridad eficaz, reinserción generosa sin impunidad y política social para evitar el reclutamiento terrorista de los jóvenes, se habría mantenido el ritmo de desmovilización sin reemplazos que había en nuestro Gobierno y la Farc tendría no más de 1.500 o 2.000 personas. Se informa que hoy tiene alrededor de 8.000 personas; esta cifra muestra que llevamos dos años perdidos en seguridad. El actual proceso frena totalmente el estímulo a la desmovilización individual.
No negociar mientras haya violencia contra civiles, soldados, policías, infraestructura.
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Negociar mientras asesinan soldados y policías, incrementan el delito invisible de la extorsión sobre los civiles y contratan sicarios para cometer atentados, valida el delito como acción legítima de guerra, olvida a las víctimas y muestra desprecio por la vida y seguridad de civiles e integrantes de Fuerzas Armadas.
Un cese bilateral de hostilidades atenúa la acción terrorista con la denominación de hostilidad, distorsiona la acción de protección ciudadana de las Fuerzas Armadas denominándola hostilidad, y, como ocurrió en el pasado, permite el fortalecimiento de Farc.
No a la impunidad, Sí a la reducción de penas, excarcelación, o penas alternativas. No a la defraudación de las víctimas.
Dejar sin investigación y sin sanción hechos delictuosos, como se infiere del Marco para la Paz, es impunidad que defrauda a las víctimas y da al criminal beneficios idénticos a la amnistía y al indulto, así estas palabras no se mencionen. Desde que exista investigación y sanción, cumplidos los requisitos, se entiende que haya disminución de la sentencia, incluso excarcelación o pena alternativa como trabajo social.
No confundir oposición legítima con terroristas
No hay razón para negociar con el terrorismo garantías políticas para la oposición en un país que las ofrece en su totalidad. En nuestros 8 años de Gobierno hubo dos elecciones presidencial, dos de Congreso, dos regionales y un Referendo; en todas la oposición radical fue rodeada de garantías efectivas, como lo fueron sus alcaldes, gobernadores y miembros de corporaciones. !Qué error confundir oposición política con matones!
Elegiblidad política sí, pero no para narcotráfico, secuestro, extorsión, lesa humanidad, grave violación al DIH. No elegibilidad de Timochenko y secuaces.
Permitir la elegibilidad política de la persona que ha incurrido en secuestro, extorsión, narcotráfico, grave violación al DIH, etc., es deformar la democracia que exige la contienda electoral sin violencia. Se entiende que por el bien de la paz se permita la elección política de quienes hayan incurrido solamente en delito político, como lo preveía nuestra Constitución antes de la aprobación del Marco para la Paz. Lo grave es ampliar la elegibilidad a delitos como los mencionados.
La agenda de país la definen los demócratas, no los terroristas.
¿Cuál es la razón para negociar con la Farc, el principal cartel de droga del mundo, el tema del narcotráfico?
Colombia tiene su norma Constitucional, el Acto Legislativo de 2009, y su experiencia para avanzar en soluciones razonables al narcotráfico como son la rehabilitación sin cárcel al consumidor, la cárcel al distribuidor, las políticas de prevención y educación, las alternativas de ingresos, como Familias Guardabosques, a los campesinos cultivadores, etc.
¿Por qué negociar con la Farc las investigaciones al paramilitarismo? Es funestos que el Estado se ponga de acuerdo con un actor criminal para investigar al otro. !Qué tal que nuestro Gobierno hubiera acordado con los paramilitares alguna política frente a la Farc!
Negociar con el terrorismo temas de la agenda nacional, por ejemplo desarrollo rural, salud, educación, es derogar las instituciones democráticas. La Farc ha asesinado y secuestrado el desarrollo rural y ahora aparece como interlocutor del Estado para negociarlo.
Chávez es cómplice de Farc, no componedor de paz.
Existen todas las pruebas de la complicidad de Chávez con terroristas de FARC y ELN, y ahora, el Gobierno de Colombia da a Chávez la oportunidad de presentarse en vísperas electorales, como el componedor de la paz en nuestro país.
La Farc promueve el castro Chavismo en Colombia.
El acuerdo de La Habana sugiere el inmenso peligro de que el Gobierno de Colombia firme, con los terroristas de la Farc, un acuerdo que abra el camino para instalar en nuestro país el modelo Castro Chavista.
¿Qué diferencia hay entre Farc y Al Qaeda, entre las Torres Gemelas y Bojayá?
La comunidad internacional debería reflexionar: aquellos que rechazarían un acuerdo semejante con Al Qaeda y que promocionan estas condiciones de acuerdo con la Farc, deben saber que no hay diferencia entre las acciones criminales de unos y otros, para el efecto solamente vale analizar las masacres de Bojayá y del Nogal.
Premiando a Farc crecen y perpetúan sus aliadas las bacrim.
No hay ninguna diferencia entre la Farc que paga 500 mil dólares por la perpetración de un atentado y la banda criminal que lo acomete, una paz equivocada, de legitimación y equivocación con el terrorismo, habilitará a las bandas criminales a pedir el mismo tratamiento y a exigirlo con incremento del terrorismo.
La paz no puede ser templanza con el sufrimiento, ni retroceso del país, ni cálculo electoral.
La ilusión de la paz no debe ser un juego de la suerte del país. Jefes políticos afirman que el presidente Santos se reelegirá con un acuerdo con la Farc o con un discurso muy drástico para levantarse de la mesa. Y a muchos ciudadanos no les quedaría más remedio que la templanza frente al sufrimiento de la violencia o la angustia de esperar las nuevas acciones criminales que resulten de la paz indebidamente negociada, o asistir al deterioro del país por el avance del Castro Chavismo.
Nota: Somos coherentes con las negociaciones que en nuestro gobierno sucedieron con 35 mil paramilitares (14 cabecillas extraditados), y la desmovilización individual de 18 mil guerrilleros.
16 de septiembre de 2012
Tomado de cuenta oficial de twitter @AlvaroUribeVel
LEA ADEMÁS: Columna de Rafael Guarín en El Nuevo Herald de Miami que trata sobre lo que quieren los colombianos en materia de paz.
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