RAFAEL GUARÍN
Hay quienes están sorprendidos por mis trinos respecto al caso Angelino Garzón. La verdad, tengo que confesar, que sí me ha incomodado mucho la campaña desplegada en contra del Vicepresidente, porque es una actitud sistemática que atenta contra su humanidad y no se reduce, como pretende mostrarlo el presidente del desprestigiado Congreso de Colombia, Roy Barreras, a una situación relacionada con la estabilidad institucional.
Hay que decir varias cosas. Primero, el matrimonio entre Angelino y Juan Manuel Santos era de pura conveniencia. Materializaba el apoyo del uribismo, los movimientos sociales y populares, especialmente el sindicalismo, sectores de izquierda democrática, además de representar a la provincia. Unión pactada por conveniencia. No hay que olvidar como ambos fueron agua y aceite en el gabinete de Pastrana del que hicieron parte como ministros de Trabajo y Hacienda.
Esas diferencias se tradujeron en celebración pública pero desprecio privado desde la misma campaña. Garzón no jugaba papel decisivo más allá de su figuración pública. Ni en la estrategia, ni en las giras, ni en el mensaje, ni siquiera en la estructura y aparato de la campaña fue determinante. Así ocurrió también en el gobierno. A pesar de eso, logró agitar la bandera del "Diálogo Social".
Su equipo, luego del 7 de agosto de 2010, no tuvo espacio alguno, más allá de los programas de la vicepresidencia heredados de Francisco Santos, algunos de ellos relativos a temas muy importantes como los derechos humanos o la lucha contra la corrupción.
La animadversión a Garzón y todo lo que oliera a sus huestes se fue agudizando. Las declaraciones en materia económica del Vicepresidente tensionaron más la relación con su vecino de la carrera octava. Resultado: toda un plan para callarlo o sacarlo, o, mejor, para callarlo como fuera.
En la reforma administrativa que se hizo al gobierno la Vicepresidencia salió mal librada, en vez de fortalecer su capacidad, se le quito alcance y cercenó su actividad.
Luego, se propuso que Angelino fuera a dirigir la Organización Internacional del Trabajo OIT. No era un acto de repentina generosidad del Presidente, como lo presentaron. Lo subieron a un avión, lo callaron y lo pusieron a dar vueltas detrás de esquivos votos. Ante el fracaso en la elección, no en silenciarlo, regresó al país a continuar agitando la bandera del "Diálogo Social", situación a la que sobrevino su grave deterioro de salud. La solidaridad del Presidente Santos llegó a su máxima expresión al proponer la eliminación de la vicepresidencia a partir de 2014, es decir, sacudirse vía reforma constitucional de su hartísimo compañero de fórmula. Cuando las encuestas castigan a Santos y reconocen a Angelino, el Presidente matiza su iniciativa.
Seamos sinceros, todo el mundo esperaba que Angelino no saliera de la Reina Sofía, la clínica. ¡Oh! ¡Sorpresa! No sólo sale bien, sino lúcido y capaz de volver a la brega.
Se suman entonces desde Casa de Nariño dos maniobras orientadas a aplastar mediática y políticamente al vicepresidente.
Le arrebatan la propuesta de "Diálogo Social" y se la dan a un ex sindicalista que entra al gobierno en nombre del Partido Verde, organización política que surge como alternativa a la politiquería para terminar reducida a la misma, en un cargo de quinta categoría.
Pero no fue suficiente. Se necesitaba destruir por completo la figura de hombre público de Angelino. Sacarlo del ring. ¡Eliminarlo!
Se ideo entonces la tesis de que no estaba en condiciones de salud para continuar al frente de la vicepresidencia. Y pusieron al más locuaz y capaz de hacer tan despreciable maniobra, al presidente del Congreso, Roy Barreras.
Barreras se dedica entonces a despreciar públicamente a Angelino, a sugerir que padece demencia, que no tiene capacidad alguna y que es desleal con el gobierno Santos por manifestar públicamente su apoyo, mientras hace observaciones a ciertas iniciativas del gobierno. ¿Acaso el Vicepresidente fue elegido para estar mudo? ¿O para acompañar la gestión de un presidente junto al cual fue elegido en las urnas?
Quedan evidenciadas varias cosas. Lo que está ocurriendo no es un capítulo aislado relacionado con la repentina preocupación institucional por la salud del vicepresidente.
Segundo, los ataques buscan callar a Garzón y eliminarlo del gobierno Santos, sea acudiendo a su envío al exilio, a la eliminación de la vicepresidencia o con su inmediata exclusión de esa posición. ¿No tiene razón el vicepresidente en denunciar que trata de un esfuerzo para sacarlo?
¡Los últimos episodios han sido groseros, inhumanos e indignantes! Los ciudadanos vemos en televisión un vicepresidente honesto, sincero, lúcido y entregado al servicio público, que lucha por superar una grave enfermedad, no obstante que un senador, cuya máxima virtud es cumplir con eficiencia las tareas que se le ordenan, se ensañe contra su humanidad y la de su familia.
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El Presidente, excusado en su recuperación, la cual celebramos, hace mutis por el foro. Hasta donde sabemos lo operaron de la próstata, no de nada que le impida opinar ante tremenda injusticia y mezquindad. El silencio de Santos revela que no es Roy, es Santos, quien está detrás de aniquilar, al costo que sea, a Angelino Garzón. ¿Así le paga el diablo a quien bien le sirve?
Lo invito a hacer un recorrido por el blog y vea más notas, columnas, video, fotografías relacionadas con política y seguridad
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Mas claro no canta un gallo, es evidente la manera como han querido denigrar la humanidad del Vicepte,pero como para Dios no hay imposible ahí esta dando la lucha con enfermedades cardiovasculares delicadas, esta en su sano juicio y solo con secuelas minimas en su motrícidad.No conforme el que no tiene rabo de paya nos quiere terminar de joder la patria! Felicidades por excelente articulo@lauvask
ResponderBorrarDefinitivamente de acuerdo con esto:Discapacidad no es incapacidad...
ResponderBorrarEn este cumulo de atropellos se suma hasta el presidente del Consejo Superior de la Judicatura, el cual se atreve a mencionar que un servidor público debe tener sus capacidades físicas y mentales al 100%...
Una clara aseveración en contra de las garantías constitucionales de la personas en situación de discapacidad.
Lo mejor del cuento es que a Santos no le dieron ni un día de incapacidad tras su operación, para no darle la peligrosa "paloma" a Angelino. Y hoy se anuncia que Santos debe restringir sus actividades. Ojalá no se complique y le tengan que dar una incapacidad. No olvidemos que el diablo es puerco.
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