jueves, febrero 14, 2013

TRASLADO DE UNIDADES MILITARES: ¿NUEVA CONCESIÓN DE SANTOS A LAS FARC?




El pasado 20 de enero las FARC, a través de Iván Márquez, exigió al gobierno Santos suscribir un "tratado de regularización de la guerra" que comprende, en palabras de este cabecilla: 

"atenuar el impacto del conflicto en la población civil, fundamentalmente, por ejemplo, un solo caso, pero hay muchos otros: que no se instalen más bases militares y cuarteles militares en medio de la población porque eso equivae a establecer escudos y, hay que recordar, que esta situación no esta permitida nii tolerada por el derecho internacional humanitario" Vea el video de Márquez  (minuto  6:20)

Ahora, sorpresivamente, el Presidente Juan Manuel Santos anunció en Ipiales que se retirarán las unidades militares de los cascos urbanos. Vea el discurso presidencial
En el marco del programa de viviendas gratis con el cual recorre el país suscribiendo contratos y poniendo la primera piedra de los proyectos, el primer madantario indicó que se deben trasladar todas las instanciones militares que están en las ciudades, a propósito de la necesidad de reubicar el grupo cabal que tiene como sede la ciudad fronteriza con Ecuador.

Según Santos: "¿Qué ha pasado? Que cuando se construyeron esas instalaciones, como sucede en muchas ciudades de Colombia, eso era en las afueras de la ciudad. Pero la ciudad comenzó a crecer y esas instalaciones que eran en las afueras comenzaron a ser rodeadas por las urbanizaciones y terminaron en el puro centro.

Las instalaciones militares no deben estar en el centro de las ciudades, no tiene ninguna lógica". 

Estos anuncios merecen varias consideraciones:

Es razonable que se pretendan trasladar unidades militares de terrenos que son indispensables para el desarrollo de las ciudades. Eso parece apenas racional y plausible.

La cuestión es que no puede ser una regla general, sino que depende de las circunstancias de cada población.

Existen muchas zonas del país donde la gente se siente segura por la presencia de una base militar, por pequeña que sea. Esto ocurre aún en zonas deprimidas como las de los cerros de Soacha, Cundinamrca, a pesar que de ellas provenieron jóvenes que murieron a manos de desviados militares que actuaron como criminales.

Por otro lado, el gobierno debe aclarar el alcance que tendrá tal decisión. Debe determinar su ámbito real de aplicación. ¿Por qué? Pues porque nada más y nada menos que esa ha sido una vieja exigencia de las FARC, con el fin de sacar a la fuerza pública y dejar a expensas de sus milicias el control de los cascos urbanos.

Es la misma exigencia de los indígenas del norte del Cauca: retirar a las fuerzas militares de la zona para que su función la asumiera la Guardia Indígena, cuyo coordinador terminó preso en diciembre pasado por pertenecer a las FARC. 

Es una estrategia cuidadosamente tejida por la guerrilla y que se presenta con el ropaje de acatamiento de normas de derecho internacional humanitario y con el alegato que la presencia de instalaciones militares en las poblaciones ponen a los civiles en peligro. !Intento de nuevo despeje!


Descongestionar el centro de Ipiales, como mencionó Santos, es una cosa. Otra, muy distinta decidir, como lo señaló, que se sacaría todas las instalaciones militares de las ciudades.
El Presidente afirmó: "Lo que podemos hacer es, encontremos unos terrenos que sean adecuados, adonde podamos trasladar todas las instalaciones militares y podemos entonces permitir que ese terreno sea parte del desarrollo urbano de Ipiales. Eso es algo que debemos hacer además en muchas ciudades".

Es importante que el gobierno aclare hasta donde va su decisión, de lo contrario es inevitable no preocuparse con la coincidencia de la misma con las exigencias de las FARC. Esperemos que no se trata de una nueva concesión gratuita a las FARC en el marco del proceso de paz, mientras siguen masacrando policías, militares y a ciudadanos.

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