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Indígenas colombianos sacan a rastras al sargento Rodrigo García de su puesto en Toribio, en el departamento del Cauca, el martes pasado. LUIS ROBAYO / AFP/Getty Images
PUBLICADO EN EL NUEVO HERALD - Viernes 20 de Julio de 2012. Miami.
RAFAEL GUARÍN
“Camaradas del Secretariado”: “es tiempo de realizar algunos cambios
temporales y pasar nuevamente a la táctica de guerra de guerrillas, plan
propuesto como “Renacer Revolucionario
de las Masas”…, el enemigo ha ganado espacio geográfico y por mal utilización
de nuestros recursos sociales también hemos
visto afectado el espacio político social. Situación un poco distinta a la manejada por
el camarada Santrich y Matías con las células del Cauca, Valle y Nariño…”.
Alfonso.
Se trata de un
fragmento del Plan Renacer con el que Alfonso Cano a mediados de 2008 delineó
una nueva etapa de la confrontación con el Estado. Antes, en el Manifiesto de
las FARC de octubre de 2007 el grupo advirtió que de “la pólvora y el fragor de los combates está surgiendo una fuerza
guerrillera de nuevo tipo,… que es verdadero poder de fuego político y militar
al servicio de la causa popular”, y que la respuesta al Estado incluía “la movilización
de pueblo en acciones de calle y bloqueo de carreteras que paralicen el país”.
Así mismo, en
diciembre de ese año, en su último mensaje público, Manuel Marulanda señaló la
ruta: “los cuadros farianos están obligados a conducir
las organizaciones de masas bajo su dirección en la lucha por sus reales reivindicaciones…
que son tan indispensables como las acciones armadas de FARC en carreteras,
veredas, selva, centros urbanos, caseríos, cuarteles, sin dar tregua al
enemigo”.
El norte del
Cauca se convirtió en el laboratorio ideal: contradicciones históricas por la
tierra, discurso indigenista de corte nacionalista en contraposición al Estado
colombiano, abandono social, geografía que favorece la subsistencia de las
guerrillas, corredores de movilidad para sacar estupefacientes al pacífico y cultivos
de hoja de coca. Tales condiciones han sido aprovechadas al máximo por las FARC
a través de alias Matías un experto en trabajo de masas y mediante el
Movimiento Bolivariano, las milicias y el Partido Comunista Clandestino de
Colombia PC3.
Las imágenes de
televisión lo dicen todo. Lo que las FARC no pudo por la vía militar amenazan
con lograrlo con el trabajo de masas. Mientras
grupos de indígenas desmantelan bases móviles del Ejército, destruyen
trincheras, apalean y sacan arrastrando a los soldados, los guerrilleros
disparan desde las montañas adyacentes. El objetivo es claro: vender la idea de
que la legitimidad en la zona la tienen las FARC y no el Estado y que la causa
del conflicto es un Ejército que actúa como fuerza de ocupación. Es la mayor maniobra
política y militar en que se ha empeñado a fondo la guerrilla y una magistral
lección de guerra política que el Gobierno no quiso ver o que vio y subestimó.
La guerra
irregular es muy diferente a la de los años precedentes. Es una guerra
orientada a neutralizar la asimetría militar y q se ampara en garantías
constitucionales. En Cauca ha llegado a su más alto punto de sofisticación:
utilizan para sus planes las normas que protegen los territorios indígenas, al
tiempo que se dan el lujo de expulsar violentamente a los militares de algunas
zonas. El Estado yace en un espectáculo de impotencia sin antecedente. Se
abstiene de responder el Ejército para no caer en la trampa tejida por FARC de
provocar una tragedia que lo deslegitime y entregue a la población, ahora sí,
por completo a la guerrilla, en una hábil jugada que pone en jaque al Estado.
Los resultados no
pueden ser peores: un paraíso para el narcotráfico y guerrillas, una zona de
impunidad total, cero persecución de la fuerza pública y deslegitimación y
colapso del Estado. El gobierno Santos no puede sumar al Marco Jurídico para la
Paz que da impunidad a crímenes atroces de FARC otra concesión bestial: una
zona desmilitarizada similar a la del Caguán, ya no pactada sino impuesta.
Detrás de la
retórica indigenista se esconde el narcotráfico. En 2011 no se erradicaron cultivos
ilícitos en resguardos porque la Constitución exige hacer una Consulta Previa con
los indígenas. Esa figura destinada a proteger a esos pueblos terminó
transformada en un aliciente para que el crimen transnacional victimice a esas
poblaciones. Según el Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos
(Simci) de ONU entre 2009 y 2010 aumentaron en 21% las hectáreas de coca
cultivadas en resguardos en tanto q a nivel nacional disminuyeron en 15%. Eso
explica que las FARC estén detrás de convertir el norte del Cauca en una zona
de despeje utilizando a las organizaciones indígenas.
*Autor del libro Paz Justa - Twitter: @RafaGuarin
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