domingo, marzo 31, 2013

PAZ JUSTA: !Paz bien hecha!


  
 

“Los colombianos necesitamos construir una paz bien hecha”: Rafael Guarín Cotrino

Cicerón Flórez Moya | 31 de marzo de 2013


Lea la entrevista en La Opinión.

En el primer año de gobierno del presidente Juan Manuel Santos, Rafael Guarín Cotrino fue viceministro de Defensa. Dejó el cargo al mismo tiempo que lo hizo Rodrigo Rivera, quien era el ministro titular de esa cartera.

 

Guarín ha intervenido en la política nacional desde hace más de una década. Es abogado y está vinculado a la docencia como catedrático en varias universidades.   

 

Se desempeñó en cargos de la Dirección Nacional Liberal. Ha colaborado en algunos medios de comunicación y actualmente se identifica ideológicamente con el expresidente Álvaro Uribe Vélez y es categórico en la presentación de sus banderas, sobre todo, de los principios de la llamada Seguridad Democrática.   

 

Es crítico del presidente Santos y tiene la convicción de que el Centro Democrático, el movimiento que lidera Uribe, se constituirá como una de las primeras fuerzas partidistas del país. Así se lo expresó a La Opinión durante su más reciente visita a Cúcuta donde estuvo invitado por la Universidad Libre para participar en un curso de especialización en Derechos Humanos.

 

Usted está dedicado a la docencia, pero ha tenido participación en los medios de comunicación. Ocupó cargos en la Dirección Nacional Liberal y ahora hace parte del movimiento del expresidente Álvaro Uribe. ¿Le sigue interesando la política?:

Sí. Se participa en política no solamente a través de los partidos o de las elecciones sino también -y fundamentalmente- desde el debate público. En mi caso he preferido escribir, opinar en los medios de comunicación, lo cual es una forma bien interesante de participación política.
 
¿Qué conocimiento le dejó su paso por el Ministerio de Defensa sobre las fortalezas o debilidades de las Fuerzas Militares de Colombia?
 

Primero, que la situación de violencia que vive el país es diferente a lo que aparece en los medios de comunicación y en los libros. Hay una Colombia que no conocemos. Pude constatar que la voluntad de servicio y de sacrificio de la Fuerza Pública es muy grande, así como su capacidad para enfrentar la delincuencia organizada. Y si no se han obtenido mayores resultados se debe a que en su conjunto instituciones del Estado las han dejado solas. Tienen los gobiernos que entender que el fortalecimiento del Estado en las regiones es fundamental para alcanzar la seguridad y la paz.
 
Colombia es uno de los países acusados de violación de los derechos humanos a través de la misma Fuerza Pública. ¿Usted qué opina?

La mejor forma de evitar la violación de los derechos humanos es que haya cero impunidad. Si un miembro de la Fuerza Pública incurre en esa conducta lo que está es afectando la legitimidad del Estado. A este respecto, en el Ministerio de Defensa, con el titular de esa cartera que era Rodrigo Rivera, adoptamos quince medidas contra la impunidad, pues no debe haber tolerancia con el soldado o el policía que incurra en violación de los derechos humanos.
 
¿Qué tanta responsabilidad le cabe a la Fuerza Pública en el fomento del conflicto armado en Colombia?

La Fuerza Pública no tiene ninguna responsabilidad. Los que han propiciado esa situación de violencia son las Farc, el narcotráfico, el Eln. Son los soldados y los policías los que han sostenido la seguridad. Ellos han hecho posible que los intereses de los ciudadanos tengan vigencia. La Fuerza Pública es un conjunto de hombres y mujeres abnegado que merece el respaldo general.
 
Proceso de paz

¿Qué piensa de las conversaciones que se adelantan en La Habana entre el Gobierno y las Farc?

Creo que el Gobierno del presidente Santos se equivocó al iniciar un proceso de paz sin que la organización terrorista de las Farc haya tomado y hecho pública la decisión de abandonar la violencia y deponer las armas. Se están repitiendo los mismos errores del pasado en los gobiernos de Samper y Pastrana. Si se lograra un acuerdo sería concediendo la impunidad para los crímenes atroces y el narcotráfico, o desconocer el derecho de las víctimas que tanto se menciona como prioridad. Sería una paz sin seguridad jurídica, pues no tendrá los estándares internacionales de justicia. Una paz que en vez de convocar la unidad nacional generaría más divisiones en la sociedad colombiana.
 
En los mandatos de Uribe también se buscó adelantar negociaciones con las Farc.
 

La política de Seguridad Democrática, en los documentos que la contienen, siempre estableció que en el horizonte  se contemplara un proceso de paz, pero no basado en la impunidad, como se ha hecho actualmente y que quedó consagrado en la reforma constitucional del año pasado.  No era tampoco un proceso orientado a favorecer con elegibilidad a los autores de crímenes atroces. Menos un proceso que sirviera para amnistiar a individuos dedicados al narcotráfico. Lo que proponía era un proceso de paz que no reconociera legitimidad política alguna a las Farc, tampoco que validara el crimen como un medio de acción política en una democracia como la colombiana.
 
Al proceso de paz de Uribe con los paramilitares le cuestionan puntos débiles que le dieron paso a nuevas organizaciones criminales…

El proceso, no de paz, sino de sometimiento a la justicia con las Auc tuvo algunas dificultades. Pero conviene hacer comparaciones con lo que se está viendo actualmente. Las Auc se acogieron a una Ley de Justicia y Paz que establece penas de ocho años de cárcel, a lo cual se sometieron 4.800 de sus integrantes, mientras la cúpula de la organización fue extraditada a Estados Unidos. En cambio, para el proceso de paz con las Farc se reformó la Constitución a fin de garantizar altos niveles de impunidad y establecer la posibilidad de renuncia a la persecución penal a la mayoría de los crímenes cometidos por esa organización armada.
 
Hay sectores colombianos que tienen la percepción de que el movimiento liderado por el expresidnte Uribe tiene cierta subestimación por las víctimas que ha dejado la violencia en Colombia.
 

Es una percepción equivocada. El concepto de reparación, de verdad y de justicia lo introdujo por primera vez el gobierno de Álvaro Uribe. De esto no se hablaba en las negociaciones con el M-19, el Epl, o el Quintín Lame, ni con el PRT, ni con la Corriente de Renovación Socialista. Fue el gobierno de Uribe el que dispuso obtener más de medio billón de pesos para reparación de víctimas. Lo que se ha montado es una propaganda del presidente Santos para tratar de mostrar al uribismo como enemigo de las víctimas, cuando es él, el que desconoce los derechos de las víctimas al concederles impunidad a las Farc.
 
Mucho se habla de la Seguridad Democrática del presidente Uribe. Sin embargo, no representó una solución frente al conflicto armado.

¿Alguien se imagina un proceso exitoso con las Farc si no se hubieran desmovilizado a 36  frentes integrantes de los grupos paramilitares? Inimaginable. Imposible. Un proceso exitoso con las Farc depende de que la política de Seguridad Democrática hubiera reducido en más del 50 por ciento los elementos encuadrillados de las Farc.   ¿Alguien se imagina un acuerdo de paz posible sin que el gobierno del presidente Uribe hubiera conseguido arrebatar los secuestrados que las Farc pretendían mantener como objeto de un intercambio humanitario con el Estado? Imposible. Sin el ejercicio de la fuerza legítima del Estado y sin los resultados exitosos de la política de Seguridad Democrática no sería posible pensar en que las Farc llegaran a desmovilizarse. Y finalmente, si hay un acuerdo de paz entre el presidente y las Farc que conlleve a la desmovilización y el desarme de esta organización criminal será porque la política de Seguridad Democrática doblegó la voluntad de lucha de esa guerrilla.
 
¿No le concede ninguna opción a una negociación de paz?
 

Le doy todas las opciones. Pero no trata de firmar un papel y creer que eso es la paz. Lo que los colombianos necesitamos es construir una paz bien hecha. Una paz justa,  que no garantice impunidad a  los criminales de las Farc y en cambio defienda los derechos de las víctimas,  que no valide el crimen como medio de acción política al permitir que responsables de masacres, asesinatos sean elegibles a los cargos públicos. Una paz sostenible en el plano internacional y ante organismos de la competencia de la Corte Penal Internacional o el Sistema Interamericano de Derechos Humanos. Una paz que convoque la unidad nacional.
 
El Centro Democrático

¿Su retiro del actual Gobierno obedeció a diferencias con las políticas y los programas del presidente Santos?

Presente mi renuncia cuando Rodrigo Rivera dimitió a la cartera de Defensa. Adicionalmente, aún siendo viceministro siempre expresé por escrito mi inconformidad con que se iniciara un proceso de paz sobre la base de reformar la Constitución para dar impunidad a las Farc. Además, porque yo llegué al Gobierno como uribista, me retiré como uribista y sigo siendo uribista. Al presidente Juan Manuel Santos lo eligió el uribismo con el mandato de continuar la política de Seguridad Democrática. Ese era mí cometido en el viceministerio, es decir, pensar como uribista, impulsar que se mantuviera la acción contra el terrorismo, no participar de su desmonte mediante un proceso de paz sobre la base de reconocerle legitimidad al crimen y garantizarle impunidad a las Farc.
 
¿Qué esperan de las próximas elecciones los uribistas?
 

El Centro Democrático va a incursionar como una nueva colectividad en Colombia. Lo va a hacer con éxito. El expresidente Álvaro Uribe está comprometido en liderar ese proceso. Vamos a tener una representación amplia en el Senado y en la Cámara de Representantes. Seguramente en Norte de Santander tendremos listas de candidatos al Congreso, con personas nuevas, transparentes, irreprochables, comprometidas con los ciudadanos. Habrá candidato presidencial enfrentado al presidente Santos y que tendrá como o objetivo retornar al rumbo perdido.
 
Y si esos presupuestos que se plantean como posibles no se dan ¿qué va a pasar, entonces?

El éxito se va a dar por lo siguiente: la corriente mayoritaria en la sociedad colombiana es coincidente con el pensamiento del expresidente Álvaro Uribe y con las líneas conceptuales que marcaron la política de Seguridad Democrática. Eso lo reflejan las encuestas, inclusive las de la Casa de Nariño. Los ciudadanos están ansiosos de que les presenten una nueva propuesta política, con gente que renueve la política y jalone una gran revocatoria del Congreso en las urnas.  Eso es lo que va a pasar cuando en marzo de 2014 sean elegidos los candidatos del Centro Democrático como nuevos congresistas.

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