miércoles, octubre 10, 2012

MAQUILLANDO EL TERROR



Notas del bloguero


Sobre la convocatoria de una masiva movilización nacional hecha por el Gobierno del Presidente Santos para el 11 de octubre de 2012, con ocasión de la instalación de la mesa con las FARC en Noruega

 Video del 4 de febrero de 2008



RAFAEL GUARÍN

El éxito obtenido contra las FARC, el ELN y las AUC fue resultado de combinar presión militar con aislamiento político con base en tres elementos: liderazgo firme del gobierno, eficiencia y eficacia de la fuerza pública y movilización ciudadana activa contra el terrorismo. 

Este último aspecto se reflejó en que la población se encontraba unida contra los grupos ilegales, fueran narcoguerrillas, narcoparamilitares o bandas criminales del narcotráfico que los sucedieron.

La cohesión de la sociedad colombiana contra la criminalidad y la cero tolerancia con la violencia, como medio de acción política válido en una democracia, sirvió, además de aislarla políticamente, para constituir el sustento de la voluntad política de firmeza del gobierno y, a su vez, el soporte de la acción de las fuerzas militares y de policía.

Por eso, doblegar esa voluntad ciudadana ha sido un objetivo central de las FARC. En la entrevista que el camarada Alfonso Cano dio al periódico Público de España reconocía la importancia que tiene una matriz de opinión favorable a lo que, dentro de la táctica y estrategia fariana, se conoce como la “solución política negociada”, esto es, un proceso de paz. Ese planteamiento coincide con lo dicho por el mismo terrorista en 1999 al referirse a la necesidad de construir condiciones propicias para un nuevo diálogo de paz, sin que esto fuera, de ningún modo, sinónimo de abandono de la violencia y de las armas.

Doblegar la voluntad ciudadana contra el terrorismo es objetivo político con implicaciones militares y un aspecto definitivo para las FARC. ¿Cómo conseguirlo? Pues, dividiendo la sociedad con la bandera del diálogo y la paz. Una maniobra que han aplicado en el pasado con destreza y que hoy reencauchan. Voceros de extrema izquierda, políticos afines, ongs activistas que siguen una agenda del mismo signo ideológico y aparatos de FARC que actúan en la legalidad, están implementando el mismo guión.

El propio gobierno Santos, resistente a llamar, desde el comienzo, a las FARC como terroristas se ha convertido en el principal responsable de cambiar el imaginario colectivo. Para Santos la ilegitimidad de las FARC es un obstáculo para el proceso de paz, pues implica que los ciudadanos rechacen impunidad, privilegios y elegibilidad para criminales de lesa humanidad y de guerra, tal y como lo reflejan las encuestas. Esto explica que las directrices emitidas desde la Casa de Nariño obliguen a los funcionarios a tener máximo cuidado con el lenguaje (el único que a veces se sale del guión es el Ministro de Defensa Pinzón) y están acompañadas de una cuidadosa campaña mediática que incluye desde vallas, hasta estigmatización y amenazas en el discurso gubernamental contra defensores de derechos humanos y del estado de derecho, sectores políticos, líderes sociales, periodistas y formadores de opinión que se atrevan a cuestionar el proceso de paz. Mientras las FARC los llaman francotiradores de la paz, el gobierno los gradúa como enemigos de la paz o integrantes de la “mano negra”.

En esa lógica se enmarca la brillante iniciativa del ministro consejero Lucho Garzón, (que no es tal, porque esa figura de ministro, que satisface el ego, no existe) de poner al gobierno a organizar una movilización en apoyo de la paz. El asesor del Presidente Santos dijo a Colprensa hace 10 días:

“Esperamos que a las principales avenidas la gente salga por un tiempo determinado… y todo el mundo se vuelque para que desde las casas hasta los sitios más del campo la gente reaccione sobre un tema tan importante. No es solo un problema de una mesa de conversaciones, sino una movilización para que la gente sienta que esta es una verdadera oportunidad que se le da a la paz”.

Además propuso que el 11 de octubre, día de la gran movilización, se utilice una “bandera amarilla, azul y blanca” “para resaltar el significado de este último color en el imaginario de las personas”. Lea registro de prensa
(Subrayado nuestro).
La movilización que el gobierno espera que sea masiva y paralice las actividades en el país, en campos y ciudades, hace parte del esfuerzo del Presidente y de Timochenko para cambiar el imaginario de las personas, como lo reconoce Garzón.

¿Por qué?

Mientras el 4 de febrero de 2008 14 millones de ciudadanos salimos a condenar a las FARC, de forma espontánea, liderados por un grupo de jóvenes creado también espontáneamente a través de Facebook, con el propósito de decir “No más secuestros, no más mentiras, no más muertes, no más FARC”, ahora el gobierno propone una multitudinaria marcha para apoyar el diálogo con las FARC, que parte de la base de que se trata de una organización política legítima alzada en armas, de aceptar que debe negociarse la agenda de la nación con ese grupo terrorista y de reformar la Constitución, con el Marco Jurídico para la Paz, con el fin de dar impunidad a los criminales de lesa humanidad y de guerra que hacen parte de sus filas.

¡Entre el 4 de febrero de 2008 y el 11 de octubre de 2012 hay una diferencia gigantesca!

Las FARC hábilmente pusieron al gobierno al servicio de sus propósitos. Ha sido el gobierno el que acabó con el aislamiento político y reconoció legitimidad a las FARC, al igual que validó el crimen atroz como medio.

Lo que realmente ayudaría a la paz es que la movilización ciudadana del 11 de octubre se convocara para ratificar el rechazo a las FARC, decirles que los colombianos no aceptamos más sus crímenes, que deploramos el crimen como medio de acción y que les exigimos que anuncien su decisión irreversible de abandonar la violencia y deponer las armas. El resto... es legitimarlos.

Nota incluida el 12 de octubre: Pasada las 6:30 p.m. del 10 de octubre, horas antes de la "Movilización Nacional" convocada por el Gobierno a favor del proceso de paz, el consejero del presidente, Luis Eduardo Garzón, anunció la cancelación del evento. La razón: la salud del presidente y el aplazamiento de la instalación de la mesa de negociación con las FARC en Oslo. En realidad, no fue ninguna de las dos. La razón es que la sociedad no atendió el llamado. La convocatoria a marcha a favor del proceso de paz no tuvo el ambiente que esperaba Garzón y el Presidente Santos.

La verdadera encuesta sobre la paz, basada en impunidad para los autores de crímenes de lesa humanidad, elegibilidad a la Presidencia de la República y el Congreso, es la apatía de los ciudadanos a respaldar en las calles masivamente un proceso de paz en el cual no confían. El reto del gobierno es cambiar ese imaginario, a eso dedicaran en Cuba, con las FARC, el mayor esfuerzo.

Lo cierto es, así no lo registre ningún medio en Colombia, que la convocatoria del presidente Santos fue un absoluto fracaso. Ni las FARC salió.












2 comentarios:

  1. Quien confia hoy en Santos ? ni Timochenco..!!! La verdad es que no nos gustan en Colombia ni la impunidad ni las mentiras. Una paz a cualquier precio, no es lo que buscamos. Lo que queremos es Justicia y verdad, pues la reparacion del secuestro y el homicidio, es imposible.

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  2. Abrir las puertas del diálogo a los terroristas es una opción para que puedan decidir dejar las armas... de lo contrario permanecen en ilegalidad y legitimarlos debilita una de las democracias más sólidas del continente: la nuestra.

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