Rueda de prensa del grupo terrorista en La Habana. |
COMENTARIO
Con ocasión de cumplirse 5 años de la muerte del criminal Pedro Antonio Marin, alias Manuel Marulanda Vélez, Tirofijo, el Secretariado de las FARC emitió un comunicado en el que hacen un diagnóstico desde su punto de vista de la realidad del país y fijan lo que aparentemente, al menos en su discurso y propaganda, vienen a ser sus inamovibles para llegar a un "Acuerdo de Paz".
Según las FARC:
"no es para nada realista pretender que las conversaciones entre gobierno e insurgencia, para poner fin al conflicto y sentar las bases de una paz estable y duradera, no toquen para nada el modelo económico, el carácter del régimen y las principales políticas del gobierno; pero además trasluce la pequeñez y la recortada idea que tiene la clase dominante, como una fijación, de lo que es la paz de la nación: Rendición incondicional de las guerrillas, entrega de las armas, sometimiento a sus políticas, todo a cambio de dos o tres puestos en el Congreso, el paseo por unos meses de un comandante en el cargo de ministro de trabajo o de salud, unas cuantas promesas y hasta unos años de cárcel para los principales líderes de la insurgencia nos anuncian y listo."
El grupo dejas las cosas claras: el "Acuerdo de Paz" debe versar sobre el modelo de económico, un aspecto que el gobierno públicamente ha dicho no estar dispuesto a negociar.
Lo que definen como "el carácter del régimen" puede comprender todo: el sistema político, los pilares de la Constitución de 1991, el modelo de desarrollo, la carta de derechos, el bloque de constitucionalidad, la justicia, las instituciones de democracia participativa, en fin, todo lo que justifica para las FARC que se convoque una Asamblea Nacional Constituyente para que adopte una nueva Carta Política.
Pero, además, señalan que la paz para las FARC no comprende "entrega de armas" y menos "hasta unos años de cárcel para los principales líderes", es decir, no contemplan el desarme absoluto como parte del proceso de paz y reclaman impunidad total: cero días de cárcel. El reino total de la impunidad y el mantenimiento de capacidad para desplegar violencia, en nombre de la paz.
A eso debe agregarse que la paz para el grupo implica la "excarcelación" de lo que llaman "prisioneros de guerra y políticos, incluida la repatriación de los combatientes extraditados", cuando en realidad lo que existen en las cárceles son violadores, narcotraficantes, asesinos, extorsionistas, ladrones y secuestradores. Disfrazan de prisioneros de guerra y de presos políticos lo que son vulgares delincuentes de todo pelambre que hacen parte de esa organización.
Por otro lado, insisten en reformar a la fuerza pública, acabar con las Fuerzas Militares e intervenir en la Policía Nacional. No se debe entender de otra manera la alusión a acabar con "la militarización de la vida nacional, la doctrina de seguridad del Estado".
En fin, el grupo fija unos inamovibles que con certeza han puesto y pondrán sobre la mesa en La Habana, así los delegados gubernamentales sugieran que las FARC son halcones en los microfonos y mansas palomas en la negociación.
La primera prueba de que no están jugando es la descabellada propuesta de reformar la Constitución para que se les escrituren, a través de organizaciones campesinas creadas por el grupo delincuencial, 160.000 hectáreas, una extensión superior a todos los departamentos de la Costa Atlántica y a países como Corea, Portugal o Guatemala.
¿En su angustia electoral el Presidente Santos hasta dónde cederá?
¿Entenderá el Presidente que tales inamovibles sólo generarán más violencia en Colombia?
Una paz mal hecha es una falsa paz. No es paz y menos estable y duradera si se llega a un "Acuerdo" con las FARC sobre la base de impunidad, cero cárcel, elegibilidad para autores de crímenes atroces, desmantelamiento disfrazado de la fuerza pública y desconocimiento de los derechos de las víctimas a acceder a la justicia para que se investigue, juzgue y condene penalmente a los victimarios de las FARC.
No se equivoque, Presidente.
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