OSCAR IVÁN ZULUAGA
Abundan las razones para ser pesimistas sobre las incipientes negociaciones entre el Gobierno y las Farc.
Tal vez la más obvia es la improbabilidad de que las Farc abandonen las extravagantes utilidades del narcotráfico, que Daniel Mejía, reputado investigador de la U. de los Andes, estima en unos 1.500 millones de dólares anuales. Aun sin sumar la creciente (e igualmente lucrativa) minería ilegal que controlan, es evidente que las Farc no tienen incentivos para desmovilizarse. Ni tienen tampoco voluntad de paz, como demuestran con sus persistentes actos de terrorismo y cuando, cínicos y sin asomo de vergüenza, niegan secuestrar, desconocen a sus víctimas y aseguran defender a los mismos campesinos a quienes han arrebatado (según el Ministro de Agricultura) más de 700.000 hectáreas. No hay razón para pensar (sin el deseo) que las Farc quieren la paz.
Las Farc, expertas en abusar de las esperanzas de los ciudadanos y del afán de los gobiernos que piensan en ciclos electorales, ven en estas negociaciones una herramienta táctica más para refundar a Colombia contra la voluntad de los colombianos y por los medios más viles a su alcance.
La errática actitud del presidente Santos agrava el panorama. Mientras en su discurso de posesión decía (correctamente) que la paz debe partir de unas "premisas inalterables", ahora negocia a pesar de que no se ha cumplido ni una sola de esas premisas. Mientras hace un par de meses pedía creerles a las Farc cuando negaban estar secuestrando, ahora pide que no le "paremos bolas" al insolente discurso de 'Iván Márquez'.
Y más recientemente ha dicho que el fracaso del proceso "no le costaría nada al país", como si estuviéramos jugando póquer sin apostar plata. No, señor Presidente: ya nos está costando mucho, porque se perdió el camino de la seguridad democrática. Y nos va a costar aún más porque estas negociaciones nos legarán unas Farc revitalizadas.
Un Estado legítimo y democrático como el nuestro no puede negociar con terroristas en estas condiciones. Ni puede poner el modelo de desarrollo del país sobre la mesa, que es exactamente lo que hizo el Gobierno al permitir que el tema agrario sea el primer punto de la agenda de negociación.
Esa terrible concesión tiñe de ilegitimidad el proceso entero porque reemplaza a las instituciones democráticas (donde deben darse esas discusiones) por las secretas reuniones de La Habana. Nuestro Estado no puede negociar mientras no cesen las acciones del terrorismo de manera unilateral. Solo entonces nos podremos sentar a hablar, y solo sobre dos temas: rendición y sometimiento a la justicia.
No creo en este proceso porque no puedo aceptar que se legitime a quienes persisten en el uso del terror y niegan a sus víctimas, y porque el Gobierno no ha sido claro con los colombianos y ha hecho concesiones inaceptables. Creo, por el contrario, en un camino hacia la paz que el país ya había empezado a recorrer con éxito: el de la seguridad democrática, que garantiza la protección de los ciudadanos, diezma el terrorismo y genera las condiciones para su desmovilización y sometimiento a la justicia. La paz de verdad, duradera y sin impunidad, no puede depender de la voluntad de las Farc, sino de la fortaleza de un Estado decidido a defender a los colombianos.
Óscar Iván Zuluaga
@oizuluaga
Opino exactamente lo mismo, la guerrilla no va a dejar todo lo que tiene, no quieren paz, solo un respiro...
ResponderBorrarEstoy totalmente de acuerdo con los planteamientos del señor zuluaga. El lucro económico de los terroristas de las farc es mucho más importante que la convivencia pacífica de los colombianos.
ResponderBorrarEs totalmente inaceptable la posición del Gobierno Santos frente al manejo de la seguridad del pais, es triste ver como 8 años de trabajo duro y sacrificio de nuestros militares y policías liderados por el señor Uribe Velez es tirado a la basura por un "gobernante" que asumió el poder aprovechándose de la imagen de su antecesor, vendiendo la imagen de que la lucha iba a continuar asegurando una convivencia en paz para los colombianos.
ResponderBorrarSí, así se habla señor Oscar Iván Zuluaga. Todo lo que dice es la verdad.
ResponderBorrarSantos es un traidor que todo lo hace a escondidas y con desprecio al pueblo. Sólo le importa tener comprados a los partidos y a los medios de comunicación. Pero se estrellará muy pronto porque los colombianos no vamos a permitir que pasen por encima de nosotros y decidan en secreto nuestro destino, los criminales narco farc y sus amigos protectores aliados Chávez-Castro-Santos.