EL ESPECTADOR confirmó lo que se sospechaba: los camiones importados para
atender la recolección de basuras en Bogotá eran pura chatarra. Pero no sólo
eso, fueron anunciados para ser vendidos como accidentandos y dañados" en
los Estados Unidos.
El
deplorable estado de los vehiculos, que causó indignación en la ciudadanía,
evidenciaba que estaban en la interperie y que se le dispensaba el trato de
desecho. Pero para el alcalde Petro era un problema de estética. Para el
gerente de Aguas de Bogotá, protagonista de la operación, "las apariencias
no importan".
La investigación del periódico confirma precisamente eso: "en páginas como Easyexport.us y Ridesafely.com, este diario encontró que la totalidad de los 23 vehículos que llegaron a Colombia en Navidad estaban siendo subastados virtualmente, a precios irrisorios y bajo la advertencia de que se trataba de carros siniestrados o chocados".
Los
precios sobre los que partía la venta oscilaban entre los 250 y los 2500
dólares, empero, cada vehículo fue declarado por 32.000 dólares ante la
DIAN. ¿Qué tal el negocio?
Al
desgreño, la imprudencia y la improvisación que caracteriza la crisis de la
basuras en la ciudad, ahora se agrega lo que al parecer es una extraordinaria
maniobra de inescrupulosos enquistados en la administración distrital. Porque
aunque el periódico menciona a los particulares involucrados, es imposible que
una cosa de estas se presentará sin intervención activa de altísimos funcionarios
del Distrito.
¿Quiénes están detrás de este negociado? No
hay duda que el gran responsable de todo este desastre es Gustavo Petro, quien
tomó las decisiones, dio las ordenes y asumió el riesgo de afectar a la ciudad,
generando caos con una transición improvisada a un nuevo modelo de basuras. El
problema no es pretender que el Distrito preste ese servicio, sino la absoluta
falta de precaución y de previsión para que la transición se efectuara sin
traumatismos.
Pero
la pregunta que salta inmediatamente es: ¿el alcalde sabía de esta maniobra?
O
es de tal grado su irresponsabilidad que consciente de la gravedad de la
situación que iba a crear y de que debía conseguir camiones en el mercado, no
se tomó la molestia de preguntar ¿Cómo los iban a importar? ¿Quiénes serían los
proveedores? ¿Cuáles eran las características de los camiones compactadores que
se traerían a Bogotá?
O el alcalde
es el gran cerebro de una operación que al parecer huele a pura y física
corrupción, o es objeto de monumental estúpidez.
No sólo
nombró un cartel de ineptos en su administración, sino que ahora para salvar a
Petro se sale a decir que le mienten.
Por lo pronto para Petro los culpables son la prensa y el que estén en pésimo estado los camiones no importa. Tuiteo:
En cualquier evento, esta noticia muestra una vez más en que manos se encuentran los bogotanos.
¿Existirá un cartel de la contratación detrás de esos camiones?
Leála en El Espectador
Por lo pronto para Petro los culpables son la prensa y el que estén en pésimo estado los camiones no importa. Tuiteo:
En cualquier evento, esta noticia muestra una vez más en que manos se encuentran los bogotanos.
¿Existirá un cartel de la contratación detrás de esos camiones?
Leála en El Espectador
Normalmente en subastas de autos, las subatas comienzan en precios que uno piensa como puede ser tan barato si aqui valen una millonada. Por tal el precio en que comienza la subasta no dice nada.El hecho es, la subasta termino en ese mismo valor?? Eso es lo que realmente importa. En cuanto termino??
ResponderBorrarPeriodismo mediatico....
Que estupidez de artículo, pensar que un carro con sistemas de control de gases en perfecto estado como se constató en revisión técnico mecánica, cueste lo que vale una moto de segunda, es una tontería. El que quiera creer esto, que se vaya a comprar uno allá y lo traiga acá con factura en mano, claro si el estado lo permite, pues este artículo falto de criterio, olvidó comentar que no es posible importar carros usados de segunda al país, por lo cual la figura cambia totalmente. ¿Omisión "calculada" o Calumnia?
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