domingo, enero 06, 2013

¿Refrendación o revocatoria? ¿Petro o Gómez?


Foto: Rafael Guarín

Sobre la columna de León Valencia. 

Lea alcade:

 "No hace bien el gobierno de Bogotá en empezar a descalificar la iniciativa de revocatoria hablando de financiaciones ilegítimas o de turbios intereses. Es el momento para un debate ideológico, político y técnico de altura", escribe León Valencia.

 

No es Petro o Gómez, cómo dice Valencia, es la ineptitud del alcalde o salvar a Bogotá con la revocatoria para que tenga un gobierno responsable.

El columnista quiere convertir el debate en una cuestión personal, que no lo es, para darle una oportunidad a Petro de "profundizar sus políticas". Anuncia el tono del debate. Valencia lo que hace es pedir formalmente que sea ideológico, político y de altura, pero al tiempo lo reduce al enfrentamiento de un individuo de izquierda con un conservador.

La revocatoria es un derecho ciudadano. A quienes compartimos que se convoque a los electores a las urnas para definir la continuidad del alcalde no lo hacemos porque sea de izquierda y menos porque uno de los que lo propone sea de una tradicional familia conservadora. !Nos tiene sin cuidado! Las teorías y discursos ideológicos carecen de importancia en los electores, lo que importa es que la ciudad marche bien.!Y en Bogotá las cosas van mal, muy mal! 

La revocatoria no es una controversia entre contratistas viejos y nuevos de la administración distrital, tampoco entre derecha e izquierda, menos entre Petro y Gómez.

No hay que distraerse, este no es un debate de partidos, ni debe ser una reyerta entre vetustos creyentes y publicistas de idelogías de izquierda y derecha, sino un debate entre los ciudadanos para salvar a Bogotá. No estamos en los años cuarenta, ni cincuenta del siglo pasado, como quiere hacernos creer León Valencia.

 La columna publicada en la Revista Semana:

Por León Valencia

Miguel Gómez es un interlocutor válido. No hace bien el gobierno de Bogotá en descalificar la revocatoria. es el momento para un debate ideológico, político y técnico de altura.


Me gusta mucho la confrontación política que se ha abierto con la iniciativa de revocarle el mandato al alcalde Gustavo Petro. Me gusta el fondo del debate. Me gustan los contendores. Estaré ansioso por ver el resultado. Al final tendremos más luz sobre el futuro de la ciudad y también sobre el destino inmediato de la política colombiana.

¿Quieren los bogotanos cambios profundos en la ciudad? ¿Está en condiciones Petro de rectificar los errores y llevar a la práctica el ambicioso programa que puso a consideración en la campaña electoral? ¿Es Miguel Gómez Martínez el hombre para abrirle paso a un gobierno de la derecha pura y dura en la ciudad?

Petro ganó con el favor de apenas el 32 por ciento de los electores. Sin experiencia en el gobierno y sin amigos con gran trayectoria en el Estado. Eso le daba para hacer un gobierno de coalición, más o menos tranquilo, buscando una que otra reforma. No para hacer un gobierno de grupo. No para desatar transformaciones de fondo. No para intentar variaciones en el modelo de ciudad. Si quería hacer rupturas tenía que seducir a la ciudadanía con las primeras decisiones y acrecentar día tras día el apoyo en la opinión pública. No lo ha logrado hasta el momento. Está pagando un costo muy alto. Sin embargo, puede aprovechar la discusión que abre la revocatoria para conquistar ese respaldo y refrendar su mandato.

No será nada fácil. Petro plasmó en su programa de gobierno el ideario de una izquierda postmoderna con sus obsesiones de equidad social y lucha contra la discriminación y la segregación, de dignificación de las víctimas, de preservación del medio ambiente, de protección a la minorías sexuales, étnicas y raciales, de igualdad en el acceso a la educación y al conocimiento, de combate a la corrupción pública y privada, de control de las armas y reducción de las violencias en una perspectiva pacifista. Todo esto significa desafiar grandes poderes, algunos de ellos entroncados con las mafias, en una ciudad y en un país que vivieron de espaldas a las grandes revoluciones del siglo XX. Al parecer Petro no quiere cejar en el empeño. Quiere fungir como un gran reformador.

Eso es bueno para la política colombiana. Pero no se hace sin aliados. No se hace pasando por alto las complejidades técnicas que implica intervenir y modificar la prestación de algunos servicios públicos y cambiar la relación entre el Estado y los agentes privados. No se hace sin paciencia y sin plan. No se hace encerrado en un círculo de personas que en vez de advertir y conjurar los errores propios se dedica a buscar culpables en el mundo externo y a alimentar la paranoia del mandatario.

El fiasco que significó anunciar un cambio en el modelo de la recolección y el tratamiento de las basuras sin estar preparado para ello tiene que llevar a Petro a reflexiones y cambios en su gobierno. Aún puede buscar una coalición en el Concejo con fuerzas que quieran acompañar algunas transformaciones y que no tienen interés especial en la revocatoria. Allí puede encontrar a personas con más experiencia y mayor calificación técnica para modificar el gabinete.

Miguel Gómez no es un enemigo menor. No es solo parte de la élite conservadora del país. Es un hombre con una muy respetable trayectoria intelectual y desde cuando se lanzó a la política, encabezando la lista para Cámara del Partido de la U en Bogotá, ha tenido los ojos sobre la ciudad y ha sostenido posiciones muy coherentes, siempre al lado del expresidente Uribe, siempre en disidencia con Santos, siempre buscando la consolidación de un proyecto de derechas en la capital del país.

Ahora ha tenido la audacia y la habilidad de ponerse al frente de una campaña muy atractiva para grupos de oposición a Petro y para importantes sectores de la población descontentos con las acciones o con las omisiones de la administración. Gómez es un interlocutor válido. No hace bien el gobierno de Bogotá en empezar a descalificar la iniciativa de revocatoria hablando de financiaciones ilegítimas o de turbios intereses. Es el momento para un debate ideológico, político y técnico de altura.

1 comentario:

  1. SR. ALVARO URIBE, A Ud no le faltó tiempo para invadir a Venezuela, les faltaron fueron COJONES; Hugo Chavez F que derecha lasuya, pero nunca triunfaran, reelegiremos a santos pa que tu maldito paraco no regrese con su odio y corrupcion. te veo mal. Te veo preocupado, y con Petro te jodiste, no sabes como estamos trabajando y es que petro es experto en esas lidias de sostenerse contra la burguesia que ud pertenece y maldito paraco del uberrimo. @mibelloexilio

    ResponderBorrar