domingo, enero 06, 2013

Rafael Nieto: AÑO DE TRANSICIONES



Coincido con gran parte del análisis de Rafael Nieto. Tiene razón en que la paz de Santos será a cualquier precio: con impunidad, sin cárcel y con elegibilidad para criminales de lesa humanidad.

Colombia quiere la paz, pero una PAZ JUSTA: que respete los derechos de las víctimas y los estandares internacionales de justicia. Sin negociar la agenda del país  con el terrorismo, ni legitimar el crimen como medio de acción política.

Una paz a cualquier precio se traducirá sólo en un Acuerdo entre el gobierno y las FARC, al tiempo que esconderá retóricamente la continuidad de la violencia. No existirá paz permanente y duradera sin justicia. Menos si con un Acuerdo se busca perseguir o aniquilar un sector de la sociedad colombiana. !No se equivoque, Presidente Santos!

Foto y columna publicada en El Colombiano de Medellín.

RAFAEL NIETO LOAIZA

Transiciones a granel será lo que habrá este año. Europa se irá al abismo o entrará a la senda de la recuperación. Estados Unidos iniciará, por fin, el camino del crecimiento. En Colombia habrá dos fundamentales.

La primera tiene que ver con la reelección de Santos. Salvo que el proceso de paz fracase, el Presidente anunciará su candidatura. Mientras tanto el Gobierno seguirá comportándose como uno en campaña, queriendo dar gusto a todo el mundo y dispuesto a ceder cuando la presión y el costo a pagar por la decisión es muy alto. Es el estilo presidencial y no cambiará en el año preelectoral. De la mano de la candidatura vendrá el reacomodo político. Si Vargas Lleras es jefe de campaña, Cambio Radical terminará en las filas liberales que serán, a no dudarlo, el bastión partidista de la reelección de Santos.

Es incierto, en cambio, lo que sucederá con el conservatismo y con el Partido de la U. Si la reelección presidencial se ve segura, se mantendrán en la coalición gubernamental, por mucha incomodidad que haya entre sus congresistas, y en especial entre sus militantes, con la gestión del Presidente. La mermelada lo puede todo, o casi.

Pero la más importante tiene que ver con el conflicto armado. Si Caracas los empuja, habrá acuerdos parciales con las Farc. La llave de la paz la tiene el gobierno venezolano. Y, si le "suena la flauta" a Santos, habrá un pacto definitivo que debería llevar a la desmovilización, el desarme y la reinserción de los guerrilleros. En ese caso el Presidente tiene asegurada la victoria. A juzgar por el "marco jurídico para la paz" y por las declaraciones del Fiscal General y del Presidente de la Corte Suprema, la impunidad será total.

Quizás se impongan "penas alternativas" en algunos casos (lo que servirá para que digan que aquí hay justicia), pero el resultado sería el mismo: ningún guerrillero pagará penas privativas de la libertad. Lo de "verdad, justicia y reparación" era solo para los incautos paras. Para la guerrilla la regla es distinta.

Ya sabemos que en varios columnistas, en las oenegés y en algunos gobiernos y organismos internacionales, el doble estándar para evaluar la misma conducta, según sea cometida por quienes son calificados de derecha o de izquierda, es la regla. Lo que cederá el Gobierno en materia de régimen político y económico es aún una incógnita.

Nos anunciarán, eso sí, que los desmovilizados podrán ser candidatos a cargos de elección popular, aunque la Constitución diga que no pueden serlo quienes hayan sido declarados responsables de delitos que no sean "políticos", como el narcotráfico y los denominados atroces. En el peor de los escenarios, nos prepararán para que haya cupos especiales en el Congreso, sin elección o con reglas de juego cambiadas, para esos santos de las causas populares que son los jefes guerrilleros.

Pero lo fundamental ocurrirá entre Caracas y La Habana. A estas alturas no es posible negar la gravedad de la enfermedad del Teniente Coronel. Lo mantuvieron vivo a punta de esteroides, pero el "tratamiento" no aguanta más. Es claro que el 10 de enero no podrá posesionarse. Si la regla constitucional se respetara, debería posesionarse Diosdado Cabello, quien será ratificado como presidente de la Asamblea Legislativa, y convocar elecciones.

El anuncio de Maduro, sin embargo, insinúa que no se declarará la falta absoluta de Chávez. Aunque el pretexto será darle más tiempo a su recuperación, lo que se quiere es que las distintas fracciones del chavismo puedan resolver sus diferencias y enfrentar unidos la transición. El pacto de La Habana, auspiciado por los Castro, va en esa dirección. Nada peor para Cuba que una derrota del chavismo. La continuidad del régimen, aunque sea por interpuesta persona, resulta literalmente vital para la supervivencia del castrocomunismo.

Lo curioso es que para la oposición el tiempo también le es útil, dada la debilidad en que se encuentra después de las elecciones regionales. De lo que ocurra después depende el futuro del presidente Santos y, de paso, el nuestro.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario